jueves, 18 de julio de 2013

Ahí nos vidrios!





Ahora que mi hija ya va creciendo, me estoy dando a la tarea, de ir poco a poco cambiando los recipientes en los que almacenamos comida, sobre todo si va a estar en contacto con alimentos calientes. 

Sin duda el plástico tiene sus ventajas: es barato, es resistente y ofrece una gama muy amplia en colores y formas. Depende de para qué se use el plástico, yo no satanizaría su uso, de hecho es muy útil e incluso comparado con otros materiales llega a ser hasta amigable con el medio ambiente. Frase tan de moda.
Por ejemplo, adoro el contacto que ofrece la piel, en muchas de sus variantes, como en los zapatos o en las bolsas, los prefiero de ese material en cuanto a gustos, pero cuando uno ve la cantidad de agua que se emplea para trabajar la piel, ya me empieza a remorder la conciencia, aparte de que no puedo dejar de sentir cierta tristeza por el animalito que un buen día pasó de andar brincando por las praderas a quedar hecho en medida 6.5. Ahora uno puede usar zapatos de plástico, recuerden hace muchos años las chanclas windys, que se pusieron de moda, o la línea de zapatos Melissa que se ven tan monos, o las botas de lluvia o carnicero... no distingo bien de qué va cuando alguien las usa. Pero también imagino la cantidad de hongos que pueden proliferar en ese ambiente tan húmedo y falto de ventilación. Otra opción sería usar zapatos de tela y mecate, pero no siempre se adecúan al resto de la vestimenta ni la ocasión ni el clima. Entonces, pues adopto una postura intermedia, elijo zapatos de piel, pero procuro tener un buen par,  y los cuido, por eso tengo varios que he coleccionado en el transcurso de toda mi vida y miren que me gustan mucho, solo que mi espíritu ecológico está bien reforzado porque ni encuentro muchos pares adecuados para cubrir mis huesudos pies. Bolsas va por el mismo caso. En la ropa el plástico pues casi toda la contiene, y gracias a la tecnología ya existen muchas posibilidades, aunque siempre es preferible usar fibras más naturales, y siempre dependiendo de para qué se va a usar. Yo que soy asmática me olvido de almohadas de plumas de ganso y uso almohadas con relleno totalmente sintético que no acumulen tanto polvo y les cubro con el algodón de todos los hilos. 


Pero es evidente que el plástico nos inunda, no hay sitio en donde uno pueda voltear a ver y no se le encuentre en mayor o menor medida, porque se ha abusado de su uso. Maldita pobreza.


Si mal no recuerdan, hace un tiempo estuve inmersa en el mundo de mamilas y pañales. Bueno, con respecto a los pañales, nos ayudamos con el uso de pañales de tela que a mi manera de ver es incluso muy fácil usarlos, repito, las texturas que hay en telas es maravillosa, y ya no es lo que era antes, y nunca estuve fregándome el lomo frente al lavadero. Pero procuramos usar la menor cantidad de pañales desechables posible, por dos cuestiones, en orden de importancia, por salud y por procurar que la huella de contaminación de mi hija fuera más ligera. Si uno elige pañales de tela pensando en los miles de pesos que se ahorrará, bueno, en cuanto vean el precio de cada uno, empiezan a rajarse, aunque sí, a la larga puede ser una forma de ahorrar, sobre todo cuando hay más de un hijo y se reciclan.
En cuanto a biberones, obstinada como soy, en un inicio busqué sin mucho éxito los biberones de vidrio, y antes de que me caigan las fanáticas de la lactancia, no está peleado el uso, ni saben para qué, en realidad me fueron muy útiles. Son buenos contenedores por aquello de donde deposita uno el sagrado alimento del chamaco, y por otro porque no siempre se puede tener la pechuga lista para alimentar, aunque me quemen en la hoguera.
El punto acá, es que la mayor parte de biberones son de plástico, por el riesgo de que es frágil y evitar un accidente con los pequeños. Pero entonces, entre todos esos biberones uno tiene que checar la composición. Digan o no digan que están libres de bisfenol (BPA free). Y esto aplica para el resto de juguetes y contenedores de alimentos que estarán con el hijo.




El problema con el plástico cuando se usa para conservar alimentos, radica en la composición de ese plástico en particular y la temperatura a la que sea expuesto. Hay diferentes tipos de plástico, y esto no es una publicación en la que podamos profundizar mucho. Solo compartiré mis investigaciones google, lo cual pueden hacerlos por ustedes mismos. Algunos recipientes de plástico incluso pueden utilizarse en microondas, aunque yo prefiero usar cerámica o vidrio. No siempre se puede.

Entonces de unos 3 años para acá, la cantidad de recipientes de plástico que hay en el búnker, creció exponencialmente. Pero creo que es momento de ir haciendo la transición, que se hará de forma paulatina, es hora que todavía me da pánico cuando veo a la hija con un vaso de vidrio, por más que uno insista en decirles que solo se toman líquidos cuando están sentados, bueno, uno los ve correr y dar de vueltas echarse una maroma y parecen estar listos para jugar con la motosierra en las alacenas de la cocina.

Esta semana ví que en una tienda (la comercial mexicana) había oferta de refractarios y recipientes de vidrio. Pues igual que todas las ofertas, ni tan a la mitad aunque sea 2x1 comparado al precio convencional, pero al menos había! porque normalmente hay estantes llenísimos de plásticos y muy pocas opciones en cuanto a recipientes de vidrio.

Pero ya está hecho, unos pocos de plástico, y procurar guardar los alimentos en recipientes de vidrio. Además, !qué bonita luce la comida así!.




Foto: Glass food storage container, por Rubbermaid Products en Flickr. Usada bajo licencia Creative Commons Attribution 2.0 generic.

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