domingo, 21 de agosto de 2011

Torreón

Ayer, paseaba por twitter, casualmente hacía unos minutos que había ocurrido el lamentable hecho en Torreón. Como es de esperarse, las redes sociales rápidamente empezaron a sacudirse. Algo que hasta hace un par de años no era tan rápido, empieza a tomar velocidades vertiginosas.
Aunque en muchos ranchos, las carretas siguen dando vuelta despacito.

El punto que me ocupa es lo que mueve a las masas. Mi percepción inmediata fue que no era el horror, espanto, miedo, compasión ante propios y extraños. No, había una molestia en muchos de los usuarios que sigo porque una televisora, TV Azteca, cortó la transmisión del partido.
Las peroratas sobre la libertad de expresión, el periodismo real, la comparación con CNN, los periodistas o cronistas deportivos.

Los balazos como sea ocurrieron. En youtube empezaron a circular los videos, vía teléfonos móviles.
Y yo simplemente evité ver todo ese circo.

No porque no me importe mi país. Tampoco porque huya del dolor, o porque me aisle en mi mundo feliz tratando de hacer que no existe toda esa podredumbre.

Simplemente es porque no tolero el morbo. Porque mantengo el respeto hacia mi persona. Porque no le quiero hacer el juego a los innumerables y crecientes grupos de delincuencia organizada, ni a los medios, ni a los políticos que viven de las desgracias ajenas.
Sin ver uno solo de esos videos, percibo la tristeza de mucha gente que como yo, pensamos que estamos viviendo en un país inundado de delincuentes. Donde no hay nadie que nos proteja y donde nuestro trabajo, amigos, familia y vida se ven amenazados constantemente.

Porque hago uso de mi libertad a ser informada, pero selecciono lo que leo y analizo las opiniones. Desisto de las manadas de gente enojada, porque solo eso tienen, enojo, pero no están pensando.
Yo no sé si ustedes recordarán a Jaboco Zabludowsky. Hubo quienes compararon a los cronistas deportistas de tv azteca actuales como si ellos hubiesen sido responsables de apagar el switch, con la ocasión en que Jacobo se puso a transmitir desde el teléfono de su auto. Los primeros son cronistas de noticias, el otro se supone que periodista. Los responsables de que se transmita o no, no necesariamente tiene que ver con una televisora, o los anunciantes, o los pactos, o gobernación.

Y hay un sinnúmero de detallitos a analizar en ese solo comentario. Vaya, si a libertad de información hablan, creo que ya se les olvidó los tiempos que le tocaron a Jacobo.


Luego está el jueguito mediático. En un país en donde se gastan cifras estratosféricas por regular campañas políticas y se sanciona el tiempo de propaganda a través de los medios como la TV, ¿por qué demonios, se le da una cobertura nacional y con tiempos mayúsculos a delincuentes?

Vaya, cualquiera diría que es imposible distinguir entre unos y otros.

Pero acá parece que hacemos las cosas al revés. Uno debería exigir saber lo más posible y que las televisoras estuviesen obligadas a ceder tiempos a los debates, y analizar escrupulosamente a cada contendiente, revisar sus planes no apludir sus sueños. De igual manera que deberíamos evitar entrar en la rebatinga de quién es más feo o si lo maquillaron mejor, o descalificarlo por gay.


A todas luces, este pueblo pide el circo.

Es doloroso ver, no solo todo lo que vivimos, sino lo que le importa a las masas, quienes piden su información libre amarillista y se regocijan viendo los cuerpos muertos. A esos yo les llamo carroñeros. Pero nada hacen por mejorar su actitud, fomentar el respeto hacia quienes les rodean. No, es simplemente un trend topic, o los 5 minutos de fama, un copia/pega en su muro de Facebook, o un fwd en su correo electrónico.







sábado, 20 de agosto de 2011

Recopilando recuerdos

De cuando en cuando, uno se sienta, acuesta, o camina recordando. La memoria es canija. Pero igualmente los recuerdos uno los va escogiendo, mutilando, esculpiendo. Invariablemente.
Las cosas o los hechos, se recuerdan según nuestras propias conveniencias, respaldo morales, intelectuales, culturales, éticos, afectivos y el factor intrínseco de sepaqueatarantamiento, y no como en realidad hayan ocurrido, porque la realidad, nuestro mundo real, es simplemente una ficción alimentada por nuestra percepción.

Hay estudios, (y con esas dos palabras pareciera la forma irrefutable en que cualquier charlatán les dirá una mentira), recientes y amplios al respecto sobre la fidelidad de la memoria sobre lo que presenciamos, que vendría al caso anotar acá, pero la verdad tómelo como una sugerencia a su curiosidad para que se lance a buscar información sobre la memoria y testigos presenciales, la creación de nuevas memorias y distorsiones sinceras a las mismas.

Por esa y muchas razones tengo este blog y otros más. Porque es un ejercicio no a mi memoria, sino a la recapitulación de emociones y sensaciones que en otro tiempo tuvieron impacto en mi persona. O aquí aún la nave del olvido no ha partido.


También, me he percatado de la inmensidad de la ironía. Yo soy alérgica a los recuerdos y sin embargo tengo buena memoria. Díganme algo y verán hasta cuando se las recuerdo.

Para fines prácticos, lo que siempre evité, fue recordar aniversarios de inicio de relaciones y sobre todo las de rupturas, los cumpleaños de ciertas personas los dejé a la suerte de una agenda electrónica, ni siquiera me tomaba la molestia de aprenderme sus números de teléfono. Porque es más sencillo dejar atrás lo que te detenía, o dicho de otro modo, es más fácil avanzar hacia otros horizontes.
No todo podía ser tan tajante, por supuesto. Sin mucha intención, conservé hasta hace un par de años, 2 entradas al museo de Antropología. En parte la desidia de una limpieza extrema y porque de todos modos me mudé con mi acompañante de ese paseo. Hasta que limpié otra vez cajones e hice exactamente lo mismo. Darle mayor importancia a mis recuerdos que a los objetos.

Ahora, paradójicamente, estoy enfrascada en una colección de recuerdos, que no me pertenecerán, pero que quiero darle a mi hija la oportunidad de tenerlos, aún antes que su memoria pudiera distorsionarlos. No hace falta que me tachen de obsesiva, si les digo que todavía no decido si dejar o no mis estudios prenatales. A favor será la prueba escrita del esmero que puse en albergarla lo más cómoda y sana posible el tiempo que estuvo en mi vientre. Aunque también, a mi conveniencia, le estaré endilgando el toque romántico y una atenuante para sus siguientes recuerdos que tendrá, que tiene una madre control freak.

En fin, sigo en la talacha.


p.d. Hasta el día de hoy, en este blog hay 401 publicaciones.
C'est la vie.

Foto: Zigzag, por MarcelGermain en Flickr, tomada bajo licencia Creative Commons, Attribution-NonCommercial-NoDerivs 2.0 Generic (CC BY-NC-ND 2.0)

lunes, 15 de agosto de 2011

Asomándome al mundo

Otro día más en el planeta de los simios.


No, tampoco me deprime eso, porque les veo futuro. Yo estoy triste por otras causas, pero para eso no se necesita ir al psiquiatra, al menos no todavía. Ni tampoco merma mis ganas de dominar al mundo... si no me creen vean el ejemplo cinematográfico en estos menesteres bien dibujado en el papel de Luke Skywalker.

Como sea, yo no sé como le hacen para entregar tantas licencias de manejo a los simios. En días recientes hasta los ví en motocicleta con traje de agentes de tránsito. En fin, con esa fauna tengo que lidiar todos los días. No me importaría mucho de no ser por el potencial peligro al que me exponen y que tengo que distraer mis pensamientos y desarrollo de ideas innovadoras. No sé si lo supongan, pero me están desperdiciando. Imagino el recurso humano empleado en recordarles a toda su parentela. Cuando bien podríamos ingeniarnos en desarrollar algo más útil. México que es un país de oportunidades, ya hasta perdió su hegemonía en el mundo pirata. Lo dicho, el ingenio se desperdicia en tonterías.

Como por ejemplo el quejódromo olímpico al cual nos inscribimos todos desde que nos llevan al registro civil por un acta de nacimiento.
Desde ahí, todo ciudadano adquiere la capacidad para echar la queja. Yo no sé de política es cierto, pero los que cobran por hacer política tampoco.
Diría que hasta me exaspera, ver como cada día se les ocurren nuevos reglamentos, normas y restricciones. El caso es que uno aporte otra cuota de la cuota de la cuota. O nada más para gastar tinta y papel.
Por ejemplo lo de intentar regular las elecciones... bola de ingenuos.
regular los alimentos... ya dejen lo ingenuos, en mi rancho les dicen peor.
y lo que sea que se les antoje regular... no funciona. Porque sus expectativas, deseos y aspiraciones están fuera de foco. O porque simplemente no hay autoridad que sepa lo que debería hacer.


En fin, ahí va otro simio... voy a tomarle fotos.



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