martes, 29 de abril de 2008

Cantinas

Estoy en el rincón de una cantina oyendo la canción que yo pedí. Me están sirviendo ahorita mi tequila, ya van mis pensamientos rumbo a ti.
José Alfredo Jiménez.


Desde niña me causaban curiosidad las cantinas. Pasar cerca de ellas me generaba entre fascinación por un mundo que me estaba prohibido y miedo, que digo miedo, pánico! que saliera un borracho, o lo aventaran por entre esas puertas como del viejo oeste. Claro un borracho, esa especie de zombie, como el que ví en una playa ziz zagueando sabroso, y yo pensando que era un juego lo de caminar con un pie más arrastrado que otro, mis padres me evitaron ir tras de él imitando sus movimientos, no era gracioso aunque a mí me lo parecía. Ignoro la razón por la que la palabra borracho tuvo una connotación tan negativa, era despectiva, cuasi un roba-chicos, la imaginación hace bromas raras, yo solo trataba de entender el mundo que me rodeaba, con mucha imaginación y muy pocos años.

En casa, mis padres son poco afectos a las bebidas alcohólicas, una cerveza o un trago de otra bebida en ocasiones muy contadas era todo. Con lo cual se comprueba que no siempre se educa con el ejemplo, llámelo libre albedrío.

Y un día de buenas a primeras, entré por primera vez a una cantina. No se me había quitado el miedo que recordaba desde niña, pero tampoco la fascinación. Sí, no es momento para decirlo pero ya se habrá percatado, los seres humanos somos una combinación de altos contrastes.

¿Cómo sucedió?
En esos tiempos usaba el icq, tenía a mis amigos virtuales, alguno de los que tenía ubicados en la misma ciudad en que vivía, era R, con quien tenía comunicación constante, curiosamente solo sobre música, rara vez platicábamos algún otro tema. Pero se dió la ocasión de conocernos, pasé por él a su casa, intercambiamos algunos discos, y el plan decente era tomar un café, tal vez un postre.
Así anduvimos por la ciudad buscando alguna cafetería, o restaurancito cómodo. Pero no hubo tal. Con un calor de la fregada, y pasando frente a la mezcalería, a alguien se le ocurrió, a ambos mutuos los dos, y si mejor tomamos una cerveza? ¡Sale!
Nos hicimos amigos, amiguísimos, no en esa ocasión, sino en todas las que tuvimos. Lo nuestro era acomodarnos en una barra de la cantina o bar o antro en su defecto. Lo más divertido sucede ahí, porque se cuenta con una visión general de todo lo que sucede, aparte tienes intercambio de información con el cantinero o bartender, y en ocasiones sucede que es el dueño del changarro. Así mi amigo R, y yo socializábamos, había días que salíamos de ligue, había días que solo era platicar de nosotros y de los que se nos ocurriera, pero yo amé ir a ese tipo de lugares.
También los hubo botaneros, donde por poco dinero tomas 3 cervezas y sales comido, no pregunte por la calidad nutrimental, por lo general son fritangas, un caldo como para crudos (muy caliente y picante), algún plato fuerte como para engañar al ojo y muchos, muchos cacahuates o chicharrines con salsa para entretenerse por horas.

Hace muchos años que mi compañero de farra se fué del país, y parece que con él también aquellas visitas a esos lugares, mágicos.
Humanos (o humanoides) volviéndose monstruos, o magos, o alquimistas, o desencantados o hechizados. Pero de que puede ser muy divertido, claro que sí.

¿Cuándo vamos?

domingo, 27 de abril de 2008

Gestión lúdica

Después de la racha enfermiza, y mira que casualidad, en estas épocas donde la conspiranoia es LA actitud, me congratulo en comunicarles que mi plan de dominar el mundo sigue en marcha, un dolor de tripa no me detuvo.

Les cuento, ¿o no vino a eso?, de todos modos les voy a contar. Ayer me fui al festejo de cumpleaños de una amiga. Con un tequila shoot se me calibró el cuerpo.

En los últimos meses, contando creo que van como 8, he vivido más estresada, irónicamente porque estoy más saludable (¿?).

Ponga atención, aqui viene el trauma, haga cara de que está muy interesado en los pormenores

Cuenta la leyenda que un día casi ocasiono un accidente automovilístico. Al regreso de un establecimiento comercial, donde abastecíamos el búnker, hice una pregunta así como que no quiere la cosa.
¿Y... si tenemos un hijo?

Vaya, solo era una pregunta como ¿tienes calor?, mi acompañante que entre el calor espeluznante y las ideas delirantes de demasiadoego no sabía si frenaba o aceleraba el saunamóvil, o su persona, o todo junto y al revés. Providencialmente el semáforo marcó STOP.

Yo también lo hice. A partir de esa fecha, en la que deliberamos pros y contras, repetimos hasta el cansancio que la vida no es justa, y donde no basta un discurso enloquecedor de masas, me han interrogado más que a cualquier terrorista capturado, yo que de buen humor hasta elaboré un proyecto, pero que ni para mi negocio lo he hecho, poco faltó para que me pidieran el plan de estudios de todas las posibles carreras y la elaboración de hipótesis económicas del mundo correlacionadas en periodos de tiempo inmediatos, cortos y muy largos, con el precio de los biberones.
Y el argumento contundente del acompañante después de su análisis concienzudo... "No sé cambiar un pañal", y con lo que puso fin al debate que llevó más tiempo que los días que planean para la reforma energética. Todo lo que necesitábamos saber es que no seré la única con miedo.
Y yo nada más estaba sondeando el público potencial.
Pero ya encarrerados en el tema, y dado que llevamos una vida demasiado pachona en el búnker,concluimos que necesitamos estrés, y que mejor que hacer un chamaquito para conseguirlo.

Así que con esa pena ando.

¿Usted qué dijo? ¿Que uno hace fiesta con bombo y platillo y saca el slogan dibujado en una manta "en este búnker se está intentando procrear afanosamente" por todo lo alto del vecindario?

Por supuesto que NO.

Lo único que pasó es que agregué estrés. Justo eso era lo que me hacía falta, para no sentirme culpable de vivir tan cómoda.

De un tiempo a la fecha estoy tomando ac. fólico diariamente, porque traigo insertado en lo más profundo de mi ser, imágenes de desarrollo neurológico, y ni por un día se me olvida el bendito tubo neural. Desde entonces no he tomado un libro de embriología, evito pláticas pro-maternales llenas de ternurita, no traigo nada en contra del espíritu maternal mercadotecnológico, simplemente que a mí me daña mentalmente. A nadie le dan un Nobel por tener un hijo, ni con dos, ni con la docena.

Luego de los preferenciales 6 meses con el ac. fólico y que aborté la misión con el fumarato ferroso en 3 semanas por la gastritis que me ocasionaba (la salsa habanera es más sabrosa y mi estomaguito lo agradece), le enjareté al acompañante dichas pastillas, que no aguantó más de 1 semana y ya imitaba mi sintomatología. Desde hace 2 meses, mi gurú ginecológico aumentó las vitaminas, luego de una platiquita motivacional donde señaló puntualmente mis características patológicas para convencerme.
-¿Por qué vitaminas si estoy bien nutrida?, como muy bien, no las necesito!
Una entiende con un -"Carajo, tienes que ser tan obsesiva?, si ya sabes para qué me preguntas?, pero si no quieres que te sugiera nada...(eah el chantaje emocional)...
Así que luego de esa triste historia mi reserva nutricional está hasta el tope. Tengo la sangre más espesa que nunca (ya lo había notado), pero es literal, la hemoglobina en niveles que cualquier vampiro catalogaría como Buenísima.

Entre médicos es difícil ser pacientes. Lo sé. Y yo soy muy impaciente, quiero todo para ayer, me exijo todo el tiempo, nunca hay suficiente.
Y mire que un chequeo médico es como una montaña rusa, emocionante, escalofriante, pero seguro te ríes, aunque sea de nervios.

Era de esperar que no me saliera el plan con la puntualidad que exigía. Y no, no es mi mexicanismo con tendencia derrotista, porque no depende de mí nada más, ni del acompañante, tampoco de jesús, mahoma y buda. Es que de repente confío (hasta límites increíbles) con la sincronicidad de todo y se me olvida el factor disponibilidad.

Y vea usted, el asunto maternal-paternal está peliagudo. A unos les estresa pensar que ese free pudiese traer consecuencias, a otros que no sea posible algún día poder ser padre-madre, y los intermedios entre que dicen que no está en sus planes, no lo contemplan, o que les da miedo pero disimulan. Es difícil no preocuparse con el asunto, los habrá pero son los menos. Y la realidad sea dicha, me aflige no poder tener hijos, y tengo la certeza de que si lo tengo estaré condenada a afligirme por otras cosas pero frecuentemente relacionadas a un chamaco. Esto es, tener o no tener hijos requiere mucho cuidado.

Así que disculparán que no les haga mucho caso cuando me dicen que Dios lo mandará cuando quiera.
Porque para empezar soy católica cultural., y hay cosas que a nadie le tocan hacer más que a mí, sin afán de menospreciar la ayuda divina. Le doy mucha importancia hasta a insignificancias, soy obsesiva con una palabra que no comprenda su significado, un juego puede absorber mis tardes y noches porque TODO tiene por lo menos 1 solución (menos revivir muertos). Así que no iba a parecer como sedada o idiotizada cuando tenía muchas cosas que resolver antes de intentar tener un hijo.

Tampoco soy la única, aunque sé que pocas personas planean tener un hijo y hacen lo mínimo (nulo) indispensable. Lo entiendo, porque el grueso de la población no lo hace, y es natural que quieren enjaretarme sus culpas. Así me chutan el "Eso no se planea".... sí, me doy cuenta por el crecimiento poblacional, a todas luces NO lo planearon, igual los niños que he visto en desnutrición de 3er grado puedo apostar porque ni siquiera los desearon, y tampoco procuraron a los accidentados, quemados, mutilados o muertos. Todo porque un adulto no previó la situación. Por lo tanto no pediré disculpas por mi interés compulsivo a hacer todo lo que esté de mi lado. Tampoco se ilusione excesivamente, éste no es un Manual para tener hijos y no morir en el intento.

Y como el estrés puede suprimir la ovulación, me relajo escribiendo en éste y otros blogs, por auto-prescripción médica.


Ya le presumí mi receta de calamares rellenos? Ayer fueron parte del menú, y déjeme decirle que comer mariscos y embriagarse con vino burbujeante muy frío es una actividad recreativa importantísima para Demasiadoego, así que regresé al búnker exhausta y muy relajada.
Por si se pregunta que regalarme por mi no cumpleaños. Ah también ya viene el 10 de mayo, y mamasssssita soy, al menos para el tipo que me lo recordó hace una semana en la calle.

miércoles, 23 de abril de 2008

Ay dolor!

Ay mi barriga!
Ay mi barriga!


No, no era un sueño con la llorona gástrica, cuando abrí los ojos hoy por la mañana, esos cantos eran mi realidad. Así que mientras decido entre si ir a trabajar o no, pienso la causa del daño.
A últimas fechas he estado en un plan saludable que seguramente ya me afectó, eh eh que las pastillas no van conmigo. Ni siquiera puedo atribuirlo a unos tacos de muerte lenta, no los he olido siquiera, necesito un Dr.

Por mientras me tomo mi tecito de yerbabuena y hoy soy la mártir del trabajo, no es mi ambición insana es ésta sociedad consumista la que me obliga a ir.

jueves, 17 de abril de 2008

Escuelas vitalicias

Escuela.
Antes de los 3 años pensaba que ir a la escuela era lo máximo, yo quería ir pero iniciando con la preparatoria, nada de preprimaria, eso era para bebés.
Cuando llegué a la primaria más temprano que tarde, la parte difícil era hacer la tarea, en caso que lo recordara, claro. Ya había un error, si las tablas de multiplicar las decía al derecho y al revés, ¿por qué insistían en tareas con lo mismo? Y yo en las tardes con más ganas de jugar que de volver a abrir mi mochila, pues me olvidaba fácil, así que tempranito a escondidas de mi mamá, aprovechaba a ratitos para apuntar rápidamente lo que faltaba, mientras nos llevaba a la escuela, claro, no pidan rapidez, eficiencia y estética en una tarea, porque los números y oraciones me salían medio chuecos, escriban en un coche en movimiento y se explicarán perfectamente el porque.
En casa mi padre hacía lo que podía. Algo escuché de que aprender rápido no es suficiente si no logras sistematizar el cómo recibir y almacenar la información que captas.
Así que nos divertíamos muchísimo, cuando varios de mis compañeros disfrutaban el verano yo tenía algunos temitas que revisar con mi papá. Como ya me conocía las mañas, y que si "estudiaba" muchas veces no pasaba de 1 o 2 leídas y me encontraba brincoteando por ahí, tenía sus contrallaves para contrarrestar mi poder. Así que encausó mis ansias locas, obviamente en esos tiempos el método yo lo odiaba, porque no era él quien me explicara, sino que me retaba a que yo explicara todo lo que hubiera entendido, para qué me serviría (para nada?), que imaginara qué pasó antes, después. Curiosamente sí tuvo un beneficio para mis intereses inmediatos, porque a la hora que hacíamos teatro con marionetas yo ya llevaba entrenamiento en eso de contar historias con los datos de tu personaje.
Muchas veces me pregunté por qué no me dejaban dormir 2 meses enteros, o jugar, pobre de mí de todos los padres me tuvo que tocar uno que insistía en que yo aprendiera todo el tiempo. (aghhhhhh)
Ahhh y deje le cuento, los famosos cursos de verano, fui a cursos de regularización, niños que habían reprobado (o por poquito) un curso y les daban un repaso de lo que debieron aprender, y ahí me tuvieron a mí. Demasiado Ego, la mártir del verano, también me divertí en esas etapas medio raras, en esos tiempos y en esos lugares donde vivía no había lo que hay ahora, así como que algo más individual o que favorecieran mayor rendimiento escolar, lo que había era eso. Cursos de regularización. Así que cuando yo pasaba a 3er año de primaria, iba al curso de regularización de los que reprobaron ese grado, y yo veía por adelantado lo que me deparaba el destino. Y eso fué hasta el bachillerato (?)
Era un arma de dos filos. Por un lado qué bueno que estés ocupado y aprendiendo, además, no había niños con quienes convivir más que con mis hermanos, vivía en un búnker, así que me mantenían entretenida, alejada y socializando, todo por el mismo precio (una ganga). Por otro lado, favorecía que cuando ya estaba en el curso me aburriera terriblemente en clases, y en respuesta nada más andaba viendo en que entretenerme. Súmele que tuve maestros que brillaban por su falta de conocimientos y creatividad educativa.
En temporada escolar anduve en otros cursos y andanzas, teatro, danza folclórica, solfeo, piano, guitarra (este no prosperó más allá de 2 clases), hawaiiano (encontró el nacimiento de mis movimientos cadenciosos, jaja), danza prehispánica, manualidades así con plastilinitas y con cerámica, por alguna extraña razón no fui a pintura pero mis hermanos sí, tan bonitos dibujitos que hice en las paredes de mi casa, familias enteras, animalitos, paisajes. Ah también aprendí a lavar y pintar paredes.
Ahora, pienso que eso de aprender me costó trabajo, me cuesta a la fecha, leo vaya usted a saber si mucho o poco, pero leo diario, un poco de cada cosa y así me voy todo el día entre libros de medicina, noticias por internet que ahí estoy de chismosa viendo que dicen las agencias de noticias emitidas cada minuto como si tuviera todo mi dinero en la bolsa de valores, las novelitas me fascinan, reviso lecturas infantiles, textos útiles para mis pacientes, novedades en gadgets que ni compro pero me informo, y cualquier bobada pero que resulta interesante para mí.
Voy de tema a tema, claro, procuro tener horarios y un plan sobre todo con lo que voy estudiando lo que aprendí en la universidad fue como el kinder garden que casi no cursé, lo que necesito saber lo obtengo autodidactamente, no porque no me haya servido todo lo que vi en las escuelas previas, solo que nunca es suficiente, y creo que tuve mucha suerte, tuve a alguien como mi papá que pudiera dirigirme más o menos en mi método de estudio porque me cuesta mucho trabajo concluir, me distraigo con facilidad, que es como ir remando contra corriente, y de otra manera siento que no lograría concretar nada.
Aquí imagine la cortinilla de viva la familia, y papá eres mi héroe.

domingo, 6 de abril de 2008

Cuestionamientos

-Pero ya, dinos, ¿qué es lo que en verdad sientes?
-Pero, sí la amas? o solo le quieres porque te gusta?

Mi curiosidad pudo más que la pena, esa plática la escuché mientras acomodaba mi ropa limpia, desde la ventanita del cuarto donde estaba, llegaba lo interesante de la conversación, el tema escabroso, alguien interrogado por varios sobre sus sentimientos. Así que me asomé.

Los participantes en mesa redonda, eran unos niños cuyas edades oscilan entre los 6 y 10 años, el interrogado no pasaba de los 8 años. De lo que viene una a enterarse.

Plop!

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