lunes, 31 de enero de 2011

La maldita pre-primavera

Todavía no empieza, pero traigo los ojos de toro loco. Aunque no me he detenido a verle los ojos a alguien con cuernos. Eso dicen.

Tan bonito que iba creciendo. Pero creo que se me acabó la inmunidad diplomática que me otorgó el embarazo. Eh, no crean que el cuerpo solo tiene marcas de guerra, que no me detendré a ennumerar acá, es más, ni piensen en esas cosas de cuerpos voluptuosos ni nada por el estilo.
El punto es que para todas aquellas personas que padecemos alergias estacionales y permanentes, sabrán el numerito que significa un ambiente floripondio, lleno de pastos y animalejos llenos de pelos y polvo corriendo por doquier.
Ahora que pues uno tiene que convivir con toda clase de especímenes, ni modo de vivir en una cápsula de cristal, aunque no me falten las ganas. Pero lo más cerca que estuve fue cuando ví una cápsula en donde te podías dormir plácidamente y escuchar tu música favorita. No era un sarcófago, tampoco es para tanto.Por si tenían la ilusión de conservarme 3 metros bajo tierra en tan fastuosos empaques vayan olvidándolo, que para esa situación no planeo gastar un peso. A lo que me refiero es a un objeto de lujo, y cuando soltera pensé en comprarlo, vaya, ya era suficiente con vivir sola como para darme ese lujito masajeador. Aunque para masajes igual y se consigue uno por módicos precios, una torta y un refresco, a masajeadores prestos a consentir a cualquier dama Demasiado Ego. Bueno, en cuanto les conté emocionada a mis padres la maravilla de la tecnología que había visto en una expo de objetos para gente que quiere gastar en pro de su hedonismo. Me lanzaron tal mirada de "la hemos perdido" con la que comprendí que bien podría reconsiderar ese gasto e invertirlo en algo más terrenal.


Ahora, supongo que con mis nuevas necesidades, con un cuartito de 1.5 metros cuadrados me es suficiente, si tiene taza y lavabo se agradece. No es que venga aquí a desgarrarme las vestiduras, con mi papel de madre sufrida. Pero lo que nunca antes pensé hacer, que era leer libros en el baño, he probado que no está tan mal, cuando se trata de escapar del mundo. Y porque NADIE en su sano juicio pretenderá que te salgas. Porque nadie sabe lo que estás haciendo en el cuartito misterioso, aunque suponen que es una urgencia básica. Ciertamente es una necesidad básica el leer sin interrupciones, y sí, ahí me he ido a esconder cuando mis dos aliens me buscan. No, no soy la madre que sale corriendo al auxilio de la pareja cuando la cría hace un quejido. Camino despacito, como si fuera observando aparadores de las tiendas y me dirijo a la zona en donde nadie se atreverá a interrumpirme. Solo así mis libros vuelven a tener amante al 100%.
Afuera nada existe.

Si no leyera, porque disque no tengo tiempo, ¿con qué cara podría pedírselo a ella?. Así, a pesar de ella misma hago lo que en adelante verá que se hace por gusto y por afición, a pesar de todo y todos. No se puede ser alguien tan distinto a lo que te ha formado.

Ahora estoy nuevamente en el tema madre-hija. Pero verán, como dije al inicio, gracias al embarazo yo no tuve alergias durante más de un año, mucho menos episodios de asma. Ya se me acabó el veinte.
Hoy al retomar una novelucha que dejé inconclusa, me percaté de que el polvo minúsculo que desprendían sus hojas inmediatamente me inflamaron la conjuntiva de los ojos a la par de la aparición de otros síntomas muy familiares. Así que este asunto parece haber vuelto a mi normalidad previa a mi hija, con la salvedad que mi inmunidad con patas intenta evitarme el contacto con el polvo de los libros. Y yo encontré en el baño, mi cápsula de masaje y relajación de petatiux, insistiendo en las alergias.

martes, 11 de enero de 2011

Neurosis estética

Hace unos días, los planetas se alinearon y reiniciaron actividades en la guardería de mi amita. Así que aprovechando el tiempo, fui a una peluquería laquesea que me pudiera atender en ese breve lapso sinquehacer, porque no estoy como para andar haciendo citas con mi estilista preferido.

El caso es que ya bien acomodada en el sillón, una chica que hablaba un poco ansiosa en su celular, hacía unos minutos en la entrada del changarro, decidió al fin alaciarse el cabello.

No sé de qué calibre tiene que ser el desnivel de serotonina que cargan algunas mujeres. Lo peor del caso es que casi siempre la neurosis es fémina. Aquí recuerdo el por que tengo varios buenos amigos y amigas pocas.
Volviendo al punto. Al minuto 3 de escucharla yo ya quería que acabaran pronto y poner tierra de por medio. Ni siquiera era conmigo el asunto pero me resultaba incómoda su presencia, su actuar, su hablar. Me daba el efecto reversé que pocas personas logran despertar en mí cándido corazón.

Trataré de describirles, por si se la topan algun día.

Exigió que el estilista en cuestión pusiera manos a la obra, mientras colgaba su llamada al teléfono, sonríe y diciendo, era otro inútil... de antemano el estilista sabe que ya le dieron un raspón).
Relató que los reyes magos no le habían traído nada, a pesar de que les pidió un novio. Son Reyes, no santos.
En cambio su hija había salido rayada, de haberlo sabido ella ni gastaba en comprarle nada. Ok, es práctica. Pero tenemos otro detalle. Soltera con hija, no es imposible encontrar novio, solo un poco más difícil, que a estas alturas es lo de menos, viendo el geniecito que se carga.
A ver si ahora sí hace un buen trabajo con el planchado de pelo. Eh inútil?
Nadie en su trabajo la merece. Ignoro en lo que trabaje, la pinta no ayudaba mucho y seguramente sí está subestimada empezando por ella misma.
En un momento, una cana hizo su aparición y se desató el grito histérico ordenando que la exterminaran, hubo como 10 minutos de charla alrededor de la cana aderezada con una dosis extra de histeria.
El copete no le quedaba como que unos cuantos pelos quedaban saltones, otra vez la histeria. Con esa cara y ese cuerpo, ya hasta la estaba empezando a justificar.

Para ese momento a mí me preguntaban si me ponían cera o aceite en el cabello.... así nada más, y acto inmediato pagué y huí.

Es extremadamente raro que alguien me desagrade en los primeros 3 minutos, vaya que sí me he topado con gente realmente tóxica, lo cual suelo tolerar y capotear lo más posible, salvo que lleguen a límites en los que es mejor dejarles fuera de mi mundo. Pero hay cierto comportamiento que me resulta inadmisible, ni siquiera son las palabras altisonantes que reconozco que hay quienes las dicen con gracia. Es el conducirse sin el menor respeto hacia quienes les rodean lo que me fastidia, me taladran los oídos con sus exigencias histéricas y no puedo evitarlo, me alejo lo más pronto posible.


Seguramente buscaré otra peluquería cercana, y espero tener mejor suerte. Para peladas no gana uno.
Lo bueno es que nadie de las que lee acá se comportaría así.

lunes, 3 de enero de 2011

Cerrado por inventario

De vez en cuando, como en cualquier negocio hay que bajar las cortinas y revisar cómo va el changarro.
Lo de las analogías no es buena idea y ni yo soy empresaria ni a ustedes les importa un bledo mis recomendaciones sobre economía.

A lo que iba es que con todo ese numerito del fin de año, uno bien puede aprovechar la ocasión para ponerse a hacer análisis y reflexiones sobre su vida pasada, y una cuantas proyecciones sobre lo que pretende para el futuro.
O igual echarse unos tragos y hacer la cara que mejor le salga, que al cabo ya la habrá entrenado todo el año.


En mi caso, cada año me cambian la tablita del juego. Porque es inevitable que existan cambios. Por mucho que uno se la pase ahí metido en su habitación tratando que la vida no se entere que andas medio acalambrado. No. La vida es una canija de marca y te saca a jugar quieras o no.
Acostumbraba a hacer listas. Aún las hago mentalmente porque las mañas son difíciles de quitar. Pero ya no las anoto con facilidad, para las actividades que tengo luego ni tiempo tengo para esas minucias. A ratos siento que caeré en un abismo profundo y negro entre tanto trique, ideas, proyectos, chamba. Mucho dicen que todo el cansancio se quita cuando ves a tu hij@ sonreír. La verdad yo siento igual el cansancio, solo que me aguanto y saco la vidita extra, o hago uso de mi resistencia física. Total, no darán un Nobel por la crianza de chamacos, pero tal vez, si para entonces no he estirado la pata, con la primera manifestación de arte que me haga Rebeca en mis muebles sienta que todo sigue su curso natural.

Un día alguien me describió en una palabra: Entregada.
A mí también me dió risa y preferí no preguntar el contexto de la descripción. Pero al fin encontré una explicación a mis obsesiones, o tenacidad, como quieran verlo.
Entonces, cada que toca reflexionar sobre lo que he hecho, lo que hay, lo que pretendo, la constante es justo la entrega de mi persona.

Es muy sencillo de explicar con proyectos tangibles. Hacer una receta, una labor manual, una chamba profesional. No solo son las ganas, sino picar y picar piedra, cuidar detalles, repasar una y otra vez el plan y siempre poner manos a la obra.
Con mis afectos no ha sido fácil nunca. Amo intensamente. Crípticamente lo hago. O tal vez es porque suelo dar tanta libertad que se confunde con desinterés. Rara vez busco a alguien, aunque les piense y mientras no superen su nivel de telepatía estará canijo que capten la señal. Hago lo que puedo pero me pueden pasar años y paradójicamente sentir que apenas platicamos ayer.
Por más que trate de ajustar ese botón, no termina por calibrar. No debería pero así es, hay dos tipos de personas en ese rubro, me importan o no. Aunque a todos los veo poco, es más sencillo cuando me buscan porque ahí siempre trato de estar disponible, porque las personas que quiero son más importantes que cualquier objeto material.
Entonces este año apunto:
Cuidar más a mis afectos.
Echarle crédito al celular, revisar la batería.
Contestar correos, no basta leerlos y enviar mensaje telepático.
Escribir en tu blog una forma de disculpa para todas aquellas veces que no les dijiste que contra todo pronóstico estás al pendiente de sus vidas. Gracias Google.



Ahora que la vida ya les dije que es canija. Curiosamente quienes me rodean me aceptan tal cual. Suerte que tienen los flojos pues.

Los propósitos caducados son:
Lo de bajar de peso, como toda buena gorda el plan está desde agosto, así que ya no es propósito nuevo.
Hacer ejercicio... al fin!!!!!!!! soy la más interesada, me vale sorbete lo de que ayude a verme escultural, es simplemente para desentumir mis bien torneadas piernas.
Leer, ya llegué a mi tope. Uno al mes está desde hace varios años. Ahora que ya se desbaratujó, porque ya no tomo un libro y leo de principio a fin. Mejor agarro varios y voy por pocos. En total el mínimo deben ser 12 al año, el máximo es uno a la semana. Más libros me niego, ni que no tuviera yo qué hacer!.

El imprescindible:
Por último lo que no debe faltar es un propósito facilito. Disfrutar lo que la vida da. Aunque de repente sean catorrazos.

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