lunes, 29 de octubre de 2012

Buenas noches Sr. Reese



Empecé a seguir la serie Person of interest el año pasado, motivada por uno de los actores que a mi juicio tuvo un papel notable, caracterizado como Benjamin Linus en la serie Lost.
Person of interest no es de las series que me haya enganchado tan rápido, pero le dí la oportunidad de 2 o 3 capítulos. Al inicio me parecía un poco floja la serie, ya que en la trama,  la máquina predictora arroja el número social del próximo victimario o víctima. Así que hay de dos, o al final era el bueno que salvaban o el malo que descubrían e impedían dañara a otros. Afortunadamente la historia paralela de los personajes empezó a tornarse interesante, sumados a los detectives que aunque trabajen para NY, terminan trabajando sin sueldo para el Sr. Finch y el guapo cavernícola en traje Sr. Reese.


A mí me gustan las películas y series de acción., de eso no tengo duda. No espero que desenreden los grandes misterios de la vida, pero sí que me entretengan y de paso me alegren el ojo. El héroe, salvo Bruce Willis, suele ser guapo, atractivo y además con un cuerpo musculoso, claro, experto en artes marciales, armas, y técnicas de seducción. El Sr. Reese, pues es guapo, un poco tosco, pero luce bien, no es el típico bueno y bobo, y se agradece el sentido del humor torcido. Por ahora, estoy enganchadísima ya viendo la segunda parte de la serie y se ha puesto mucho más interesante que la primera, espero que la crisis y la falta de creatividad no les alcancen, y siga tan bien como hasta ahora.

domingo, 14 de octubre de 2012

De muertes y tradiciones


A últimas fechas, como cada año, resurge la tradicional y enfática lucha de tradiciones.
Halloween vs Días de muertos.

Ambas dan para un thriller al estilo Michael Jackson.
No puedo evitar sonreír cuando la razón para defender una u otra, es la "tradición". Dependiendo de la ubicación y el respaldo cultural de cada quién esa es su tradición y tan válida una como otra, y no son excluyentes. Unos ahuyentan a los malos espíritus y otros encuentran un camino espiritual que los una a quienes ya han muerto.
En Oaxaca, mi patria, en algunos poblados incluyendo la ciudad capital, el altar de muertos es una complicada y elaborada exposición de manjares culinarios, fotografías de seres queridos que ya han fallecido, y adornados de frutas, papel de china, beberécuas, incienso, copal, flores de cempazúchil, borla o cartuchos, panes de muerto con su calaverita, procesiones con figuras hechas a base de cucuruchos, cartón y garbanzos simulando la caja de muerto y dolientes, calacas en todas sus modalidades. Lo cual no es fácil de reproducir viviendo en otro lugar. Al centro y sureste del país, hay una reproducción con sus variaciones de los altares de muertos, a diferencia de lo que ocurre en los lugares del norte.
No se trata simplemente de no seguir una tradición, también ocurre que se van sumando otras tradiciones a las familias.

En nuestra pequeña familia, tenemos por un lado, la cultura mexicana-agringada del padre, la mexicana sureña de la madre, el agnosticismo de ambos, y una hija a la que parece no disgustarle ningun fandango.
Mi hija seguramente tendrá una educación bilingüe, a la cual no le es ajena un festejo de halloween, como tampoco le es ajeno un altar de muertos, y sobre todo, si algo para mí es más valioso aún, es transmitirle la hechura de un pan de muerto que solo se realiza en esta temporada y emula la receta de nuestra familia. 

El año pasado mi hija fue a pedir su halloween, siguiendo a la manifestación de pequeños vecinos ataviados con sus simpáticos disfraces. Mis ancestros oaxaqueños seguramente no se incomodarán por ello. No se trata simplemente de transmitir una identidad, sino de formarla, y eso debe contener las experiencias culturales que se van acumulando en el transcurso de la vida. 



lunes, 8 de octubre de 2012

Experiencias




En algun momento de nuestra vida, alguien nos pregunta por nuestra experiencia.


Independientemente del contexto, casi siempre la cara de póquer es lo que sigue como respuesta. Lo inútil de la experiencia es que cuando la adquieres ya parece no servirte de gran cosa, el daño ya está hecho, el bajo salario ya está aceptado, o ya están a punto del agujero negro que ha de transportarles a mejores mundos, sin albur.


No es tan inútil del todo, sin la experiencia y los estragos consecuentes, el aprendizaje sería casi nulo. La experiencia a veces no es un saco de ganancias, a veces es lo que hemos restado de nosotros. Pocas veces te alaban porque sabías demasiado, pero es deseable tener tantita experiencia, la suficiente como para seguir aprendiendo en el nuevo proyecto, o relación.


También la amistad se da en base a las experiencias que se dan entre los perfectos desconocidos. Entre las amistades más entrañables que tengo, es cierto que nos conocemos de hace años sí, hemos reído mucho sí, pero también hemos pasado muchas situaciones absurdas que con el paso del tiempo se convirtieron en risas, o tristezas que sucedieron, pero sirvieron de pretexto para fomentar el vínculo. Sin experiencia, parecen no darte un trabajo, pero igual sin experiencias tampoco ganas afectos.

A todo esto, hoy pensaba en los casi perfectos desconocidos, pero habituales en mi vida. Desde hace días no había visto al señor que hace la especie de viene-viene a las afueras de la estancia donde acude mi hija. Pregunté a su hijo, que es el segundo al mando. Me ha conmovido saberlo. Su padre enfermó, estuvo hospitalizado, ya en casa con un triste pronóstico, sin poder moverse y su hijo a la espera de que haya una mejor vida para él. Platicarlo, tal vez haya sido su forma de hacernos menos desconocidos, no interesa mi opinión, lo único que puede uno es quedarse ahí y esperar a que se desahoguen. Luego me pongo apocalíptica, subo a mi coche y espero que el siguiente choque no sea el mío.
Hace un par de años recién circulaba por esa calle, me divertía cada que el señor viene viene me daba instrucciones para estacionarme o para salir librando los baches. Era un asunto así de detengan la circulación que la señora con mini coche no augura nada bueno. Ojalá suceda lo mejor para él., yo le he conocido poco, sin embargo no puedo evitar conmoverme ahora sabiendo por lo que pasa.

Por otro lado, me ha sido catártico, conozco gente que casi no conozco, de quienes cada vez me ocupo menos. Es así, uno se siente más cercano con quienes convives, no es cuestión de sesiones largas de tiempo, sino de esa charla directa, sabiendo lo que le importa al otro, lo que le duele, lo que le alegra.
Así que me he propuesto, no preguntar por la experiencia, todos las irán teniendo, pero sí me interesa, vivir las experiencias junto a la gente que quiero, o la que estoy por conocer.




jueves, 4 de octubre de 2012

Pintores Oaxaqueños



Es indudable que Oaxaca ha tenido una importante participación en la historia de México, pero también es un semillero de grandes artistas, entre ellos pintores de gran renombre. Rufino Tamayo, Rodolfo Nieto, Morales y a mi gusto Francisco Toledo el más prolífico y generoso en su arte. Yo misma colecciono, lo cual es decir tener dos que tres obras de algunos otros artistas no con tanto renombre como los anteriores pero sin duda crean y recrean imágenes hermosas.

Cualquiera puede ser artista, tal vez. Pero ¿qué es lo que define a alguien como pintor? no solo cargar el pincel o la brocha, imaginar y plasmar sus ideas en papel, lienzo o murales. Hay en el mundo lugares especializados en formar pintores excepcionales, algunos, muchos, han sido autodidáctas y luego desarrollan sus técnicas con el paso de la práctica y el tiempo.




Sin duda, hay algun momento en el que su creatividad causa escozor o molestia en quienes les rodean, pero a pesar de todos los pesares el arte se impuso.

A lo que voy, es que hoy descubrí que en esta casa hay potencial, tal vez más adelante a mi hija no le interese en lo más mínimo esta disciplina. Pero por lo pronto, me ha plasmado unos murales en la sala, inolvidables.

No seré yo quien le trunque su incipiente carrera de artista.

El padre, consternado, ha puesto sobre la mesa la opción de retirar todo crayón, pintura, lápiz, pluma que se encuentre por los alrededores del búnker y esconderlos bajo llave.
Luego de entablar una charla acerca de los alcances artísticos y deterioro de las paredes y muebles del búnker, mi hija ha salido favorecida. Su madre, la que aquí anota, es fiel creyente que las manifiestaciones artísticas deben ser conservadas, y hacer un pequeño ajuste para encausarla. Paredes y muebles no se pintan... por ahora, hasta que alcance una técnica, digamos más refinada.

En realidad si me preguntan, creo que no vale la pena enojarse por ello. No vale tampoco sancionar a un niño y esconderle sus crayones. Nunca sabes cuándo estás limitando un potencial que sería convertido más adelante en la pasión de su vida.


(la artista ha contemplado que su obra lleve los mismos colores que la pintura que le sirvió de modelo)


Las paredes y muebles son objetos, tienen un valor, sí, que es deseable conservarlos en buen estado el mayor tiempo posible sí. Pero las paredes se pueden volver a pintar, los sillones serán cambiados seguramente cuando el tapiz ya no me guste, o porque las patas estén vencidas venciéndose por el peso de sus ocupantes. En cambio, la inspiración y el trabajo arduo no son bienes renovables, y deben ser alentados, claro, si es en sus cuadernos y hojas destinado para ello será mucho más llevadera la relación para todos, e insisto, por ahora. Diego Rivera fue famoso por pintar paredes, pero no será el único, y tal vez, acá salga una buena muralista que nos llene de orgullo. O por ahora, una chamaca que está aprendiendo la técnica de Karate kid. Con una manita tallas los rayones y con la otra limpias con el trapo húmedo, en movimientos coordinados para facilitar su psicomotricidad.






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