viernes, 29 de enero de 2010

Al natural

Vengo a rescatar el changarro.

A últimas fechas, como que hay muchos temas maternales de los cuáles podría abordar, en general la mayor parte de ellos se engloban en mis expectativas, temores y dudas relacionadas a la evolución de mi feto.
Hartamente interesante para los que no están en el mismo canal. Yo entiendo, anteriormente estos temas a mí me han resultado somníferos.
Sinceramente solo hay que estar con tantito miedo y aprehensión para ponerse a leer frenéticamente al respecto. ¡Ah benditas madres que no tuvieron que enfrentarse a los ultrasonidos ni a los examenes de laboratorio!. En fin, ¿yo qué cuentas vengo a dar?.

Mientras el mundo gira, y unos se espantan por que se unan gays, como alguna vez mi madre se espantó con alguno que otro "noviecillo" que le platiqué. Yo emitiré mi opinión, que solo es relevante para la que escribe. Dejen amarse los unos a las otras, y unos con otros y otras con aquellas. Uno puede asociarse con quien se le dé la gana, siempre y cuando las partes estén en común acuerdo.
Pero ahora se le suma la posibilidad de que puedan adoptar a un hijo. A mí hasta hace unos años, me hacía ruido. Ahora ya no.
Adoptar no es sencillo, y no solo por el trámite burocrático. El acompañante y yo alguna vez mencionamos la posibilidad y supimos una vez puestas sobre la mesa nuestras razones, que no compartíamos el deseo de criar un hijo adoptado. Apreciamos y respetamos a quien sí lo hace. Así que en carne propia sé que no es sencillo decidir optar o no por la adopción, no basta el solo hecho de querer ser padres, hay muchos otros aspectos de por medio que hay que analizar y decidir antes.
Todo esto, porque me parece extraño que se piense como "antinatura" que una pareja gay pudiera en un momento dado, en nuestro país tener la opción de adoptar un hijo. No, no lo es. Es natural querer criar un hijo, si se acepta y se tienen las condiciones para hacerlo. Pensar que la sola condición de homosexualidad es razón suficiente para descartar a alguien como buen padre es insostenible. De no permitirse la adopción, está el camino de donantes y medios de reproducción asistida, otro detallito en el que tampoco muchos estarán de acuerdo.

Para los más asustados por lo que nos depara esta hecatombe, tranquilícense, de hecho es algo que ya ocurre, hay numerosas parejas heterosexuales en apariencia, donde uno de los padres es gay de clóset, y cría tan bien o tan mal como el heterosexual. Solo que lo hace calladito. Y al revés, muchos padres heterosexuales no son los mejores padres para sus hijos biológicos, y pocas veces se les piden cuentas o se les sanciona. El ser gay o ser heterosexual no es el indicador más fiable para saber quién es o no un buen padre-madre.

Entonces, ¿cuál es el problema?.

lunes, 4 de enero de 2010

El primero del 2010

Ay diosito!

Es lo que más de alguno habrá pensado en cuanto empezó a ver los noticieros esta mañana. Aumentos a todo menos a mi despensa básica, la cual debería incluir las zone perfect bar y nueces de todas clases.
Pero nada podrá afligirnos, si apenas vamos felices y dicharacheros rumbo a la rosca de reyes, con el esfuerzo y arrojo de todo maratonista, a cumplir nuestra meta. Por cierto, esa receta la voy a reciclar otra vez, nunca falta un valiente que quiera hacer uso de sus manitas y su hornito lily ledy.

Mientras algunos hornean el rico pan, otros podremos esperar pacientemente y escuchar las historias de terror de las navidades pasadas.

¿Podrían nominar a alguien para el premio "arruine la cena de navidad"?.

O repasar las famosas listas de propósitos que en menos de 1 mes quedan en el olvido, listas para ser recicladas al siguiente fin de año. Entre las más socorridas están: dejar de fumar, bajar de peso, trabajar y ganar mucho dinero. Ternurita.


Dicho sea de paso, ninguno de los propósitos requiere empezarse en enero, y la mayoría de gente que se propone loquesea no lo logra. No creo que haya una especie de maldición que esté relacionada con el inicio de año, sino porque son los hábitos lo que hay que cambiar, y es donde la mayoría tuerce el rabo.

En fin, eso es algo de lo de siempre, afortunadamente hay muchas otras cosas, fuera de costumbrismos reforzados por la publicidad, que valen la pena y por mucho. Ver a mi familia es una de esas cosas. No ver a gente por compromiso es otra.
Otra es la facilidad para cerrar e iniciar ciclos.

El año pasado, me propuse regalar varios de mis libros, los cuales fui entregando a algunas personas. Hasta hace unos años, ni mis libros ni mis discos eran material de intercambio, pero llegó el momento en que me fui desprendiendo, ni lo leído ni lo escuchado podrán dejar de ser parte de mí, más que atesorar portadas, preferí que mis inversiones dieran fruto.
Otra razón es porque el espacio en los libreros es finito. Un último tambachito se fue en manos de mi madre, quien alegremente dice que podrá tener lecturas en los siguientes dos años.
Había visto el movimiento de libro libre, y me atraía la idea, solo que no pude continuar, hay libros que solo quedan arrumbados sin que nadie les pase una mirada, y está bien que una se desprenda de lo material pero siempre preferí que tuvieran buen destino. Así que me resultó mejor liberarlos entre conocidos, que mal que bien, la probabilidad de que lo leyeran era mucho mayor.
Dicho lo cual, ya hay espacio disponible para los que llegarán.

Me faltan varios cambios, pero serán en el transcurso del año, que no me corre prisa, ya luego les iré contando las remodelaciones.

Algo que me parece curioso, leí en varias ocasiones lo del fin de la década, pero que yo sepa acaba hasta finales de éste año, por la simple razón de que no hay año cero. Es algo similar a lo que sucedió en el año 2000 que cuando realmente acabó el milenio a muchos les pasó desapercibido. Se regalan ábacos.


Y oficialmente, buen año para todos, aunque Don Norberto ya nos dió la bendición y que el año nos agarre confesados, ¿lo habrá dicho para tranquilizarnos?, les envío mis buenos deseos ahí vean ustedes que hacen con ellos.

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