sábado, 6 de abril de 2013

De visita en Oaxaca


Pues agarré mis chivas y me fui de vacaciones. Inusualmente, con respecto a los últimos años, donde ya mis salidas más allá de la ciudad se han visto reducidas drásticamente., y doblemente porque en el periodo vacacional de semana santa no me gusta viajar.

Ya luego del entripado que he hecho, en la compra de boletos, en los que el despachador venía de la cápsula del tiempo. Me fui con mi hija. El clásico, mamá tengo ganas de ir al baño a media travesía. Las machincuepas que intentó hacer, las veces que intentó sacarse el cinturón de seguridad, y aderezar el momento con un "me siento mal, me duele la pancita", lo cual es signo premonitorio de que viene la guacareada. Afortunadamente se contuvo, y yo en mis mejores esfuerzos por invitarla a mantenerse quieta, hábilmente me lanzó un revés psicológico, exclamando tan fuerte como pudo: "mamá... no me pegues!"
El silencio de los demás pasajeros y el peso de sus miradas, me hizo sentir con un pie en alguna cárcel, por maltrato infantil, premeditación, alevosía, ventaja y todas las agravantes que se pudiesen agregar. Helada. Mi hija, decidió tomar una siesta y llegamos sin contratiempos a nuestro destino., y nadie me demandó por el maltrato imaginario.


Pero volviendo a mi anécdota vacacional. De las últimas veces que he ido, soy feliz mientras dura, hay gente de la que no me gusta estar tan separada durante tanto tiempo, lugares que han sido parte de mi vida, sonrisas amigas, cariños fraternos, y los sabores y colores que llevo en lo más profundo de mis recuerdos. 

Me he llevado una grata sorpresa con el Ex-Convento de San Pablo, el cual ha tenido una remodelación y de verdad se ve bonito, ahí al lado el museo Textil en las calles de Hidalgo y Fiallo, me encantó, y sobre todo que se luzca de mejor manera, el trabajo artesanal de las personas que se dedican en cuerpo y alma a elaborar prendas únicas. También visitamos un jardín Arterapéutico llamado Matria, y conocimos el Centro de las Artes de San Agustín, ubicado en Etla y una visita rápida al templo de Tlacochahuaya. Realmente me enamoré una y otra vez en esos lugares. Es cierto que uno recuerda y existen lugares tal y como los ví la última vez, pero he encontrando belleza en espacios nuevos, diferentes, o remodelados.


Nos la pachangueamos tanto como pudimos en Oaxaca. Luego regreso al búnker, y no puedo evitar la nostalgia.

Les comparto algunas de las imágenes que he capturado en esta ida.

















10 comentarios:

Lata dijo...

Hace tanto que no voy a Oaxaca... !! Pero tu hija, dios, qué ganas de conocer a ese pequeño monstruillo!

sandy dijo...

Jajajaja ¡Quien no ha viajado con niños no sabe ni comprende esas aventuras!!.....Bendiciones y besos....Bellas Fotos.

El hombre del traje gris dijo...

De esas veces que dices "¿qué demonios hago viviendo en la ciudad?"
Oaxaca es un estado que no conozco ni de pasada... habre de buscar la oportunidad de ir

Unknown dijo...

Viajar con niños es toda una aventura... de las mejores!!!, muy buena la que te tiró Rebeca "no me pegues" jajaja, yo tengo varias anécdotas por el estilo.

En cuanto a Oaxaca, definitivamente es un Estado que me encantaría conocer.. por lo pronto lo conoceré por medio de tus relatos.

Maye.

Anónimo dijo...

Vacaciones! Una palabra magica por todo el mundo de aventura que promete.

Se ve que la pasaron bien, saludos!

Zereth dijo...

Y nosotras queremos conocerte a ti!

Zereth dijo...

Uff en ocasiones parecen educados con el protocolo de una casa real, y otras, unos engendros psicópatas

Zereth dijo...

Pues qué te digo? extraño el DF horrores, sigo en Puebla como si fuera turista, y en Oaxaca tengo la mitad de mi corazón.

Zereth dijo...

Maye, sin duda tienes que visitar esos lares, no te arrepentirás. Jaja la de anécdotas que tendrás con esas bellezas de hijos que tienes

Zereth dijo...

Síii, tenemos que repetir la experiencia, y espero que no pase mucho tiempo para eso. Un abrazo

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