lunes, 25 de febrero de 2013

Presentes




La flaca más gorda, o la gorda más flaca, son de los motes acostumbrados que me hace el acompañante cuando mi espíritu sport/lechuga sale a flote. 

Yo no tengo la culpa de tener ésta dicotomía entre  mi alma bohemia y mi tantas veces acallado espíritu deportista. De buenas que la genética se ha hecho cargo de mucho en el andamiaje, de otra forma no sé que sería de mí, ok, sí tengo una pesada idea al respecto. Siempre puede uno culpar a la genética, no a los hábitos ni a las decisiones diarias.

En fin, que empezado el coco wash, habrá que ver la manera de disfrutar el camino hacia mi nueva apariencia. Por ejemplo escribir en el blog distrae un antojo feroz de cosas que ahorita no quiero ni recordar. También hice una anotación, y haciendo cuentas de cuánto me significará en dinero ahorrado, mismo que podré gastarme al mes en un capricho. Ese ahorro ciertamente no hace la diferencia entre acaudalar una fortuna o un guardarropa entero, ni nada realmente impactante, a lo ya acostumbrado en mi vida diaria. Pero mi yo materialista se congratula de tener ese dinero que en otros días usaba para gastar en alimentos en comida proveniente de cualquier restaurancito o comida para llevar por muy económica que fuera.

Sin embargo, encontré otro pretexto mejor: Los regalos. Siempre me ha gustado ese numerito. Los cumpleaños son la única cosa que en realidad celebro, incluyendo el mío. Puedo ser grinch para todo lo demás sin el menor remordimiento, aunque tampoco le ando castrando los festejos de loquesea a nadie. 

Me explico bajo el sencillo razonamiento de que todo en el universo obedece a la ley del menor esfuerzo, y dado que el cambio es la constante, uno cómodamente se deja fluir dentro del cambio que menos esfuerzo nos signifique. Explica fácilmente el por qué uno queda lonjudo si no hizo nada más que comer cada que tenía hambre... y a veces, un pelín más. Solo que a veces, resultaba más frecuente que lo que en realidad queremos recordar. 
Total que acá viene el coco wash maestro. En vez de estar contando los días como si estuviese presa en un régimen alimenticio que nadie me está obligando a llevar. Tomar mi responsabilidad. Lo hago porque quiero... así de calzonudo. Entonces pensé, ¿cuánto tiempo me ha llevado preparar un regalo para alguien? a veces un día, un par de días, una semana o incluso más tiempo. Bueno, éste año cumpliré 40 años contantes y sonantes, así que mi decisión fue regalarme una mejor versión de mí misma. Es decir, mi mejora no solo radica en verme espectacularmente guapa y radiante, porque usaría el mismo argumento que usarían las feas: mi belleza no es solo física.
Yo no dudo en ser buena persona, y con ciertas virtudes que a veces logran disimular mis grandes defectos. Pero hay mucho por hacer para mejorar y es un ejercicio diario. La vida espiritual y el deseo de tener mejores ingresos no va peleado. O pregunten a cierta iglesia famosa.

Entonces mi regalo, se trata de un paquete que incluye: lograr un cuerpo más hermoso, una salud más cuidada, disfrutar más los pequeños momentos, tener mejores ingresos, y hacerme de unos caprichos mundanos.

Así que mi panza de farol, es parte del proceso de un tremendo regalo que quiero obsequiarme. No puedo comprarlo, no lo venden, lo tengo que "fabricar", lentamente, todas las horas, cada día.

Y más vale, que las cougar sigamos de moda de acá a septiembre .







Foto: 
yeah i really like dandelions what of it, by Emily E. Cline en Flickr. Usada bajo licencia Creative Commons.

5 comentarios:

Lulu Flores dijo...

Si lo ven a uno y creen que es fácil jajaja :P no te creas, mucho éxito y ojalá los antojos no sean muchos

Anónimo dijo...

Nada mas bonito que el poderse obsequiar la mejor versión de uno mismo. Suerte en la faena y como siempre un placer leerte.

Unknown dijo...

la mejor versión de uno mismo...
bastante inspiracional...
...ya vengo, voy a desempolvar la fuerza de voluntad...

El hombre del traje gris dijo...

espíritu sport-lechuga!!, jajajajaja el mio se queda solo en sport, como alguna vez le dije a la hambreologa, para mi no es difícil dejar de comer x, sino comer verduras...
¿y como va el avance??

César dijo...

Rincón estuvo aquí.

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