martes, 26 de agosto de 2008

Prácticas profesionales

Estaba un día demasiadoego, reposando la comida, en ese horario infame, cuando se apareció un alma atormentada, en una personilla deseosa de realizar sus prácticas profesionales a mi lado.
Aquí viene el problema, no por mi parte, sino que honestamente para sus expectativas requiere un volumen de trabajo con el que yo no cuento.
Así que platicamos, le planteé la situación y contemplamos revisar otras opciones.
Luego de la charla sonriente me agradecía la plática y la disposición., (yo estaba ociosa y con la panza llena así que todo estaba a mi favor), porque la verdad me da gusto poder ayudar aunque en este caso muy poco a alguien que se está formando.
Nada es tan sencillo, uno va a la escuela y es como ir al kinder garden, se tiene que estudiar mucho más afuera cuando se entera uno que ignora demasiadas cosas. Lo único que pude hacer en este momento por sus intereses es ayudarle a decidir una mejor ubicación, intercambiar datos de contacto, preguntarle sobre lo que le gusta, las opciones que no están tan saturadas y son muy necesarias dentro del área, su correo electrónico para agregarla a mis contactos y así enviarle los próximos cursos anunciados, y mi disposición para cuando lo requiera en una eventual duda técnica pues comentarla y si no se la resuelvo se la amplío.
La damnificada me viene a enterar que hay mucha envidia en mi profesión, qué novedad, lo bueno es que solo en es en esto y no es un mal generalizado, sarcasmitos s.a. de c.v. Porque no esperaba que yo fuera tan accesible (!!!), (¿cuándo me hice mala fama?). O es la actitud dispuesta al castigo que piensas que la persona con quien te vas a entrevistar ya se va a portar diva?

Lo verdaderamente triste, es cuando me comentó sus pesares, desde algunos profesores medio envidiosillos, compañeros que ya se sienten mucha pieza y ni siquiera han salido del huacal, y bla bla bla. Pura novedad.
¿Hasta cuándo? Yo pensaba que eso había pasado en mi era paleozoica.

En realidad, si uno la piensa tantito, es cierto que hay un mundo competitivo, pero también habemos tantos humanoides, que lo que hace falta es gente que sepa hacer las cosas., y lo que uno puede acumular en sus etapas productivas intelectuales es cosa de nada. Yo estoy convencida de que de lo poquitito que sé, nadie me lo "arrebatará", pero cuando uno comparte lo que sabe lo vuelve a repasar y se acomoda mejor la idea, y encima te dan uno o varios datos que te faltaban y perfeccionas lo que tenías hasta ese momento. En varias ocasiones y supongo que en muchos negocios y profesiones, alguien opina que tal o cual cosa ni sirve (echándole tierra al de al lado), pero no hay el valiente que demuestre lo que sí funciona.
Es común (hasta en los slogan msn) que se opine que los mexicanos somos como la olla de cangrejos, o que somos los peores enemigos de nosotros mismos. De eso ya estoy hasta la coronilla.
No es cosa de ir por la vida resolviéndole TODOS los problemas a la gente, porque ahí está el otro extremo de la gente que NUNCA se toma el trabajo de pensar como resolver un problema pretendiendo que los demás lo hagan, pero que los beneficios de un trabajo sean para su flojera.

A la partida de la pro-prácticante, terminé con varios datos donde pueden interesarles lo que yo sé hacer, así que la información estuvo de ida y vuelta, y una persona más que conocí y con quien espero seguir en contacto, por lo que mi teoría de que cuando compartes hay beneficios, sigue en pie. Es como la idea romántica de Dar es Recibir.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Quejas olímpicas


Me gusta ver las justas olímpicas, las carreras de atletismo, natación, maratón, caminata, donde el que llega primero gana. Los deportes de apreciación los veo pero no me resulta tan emocionante cuando las calificaciones son un enigma difícil de descifrar, como en el caso de los gimnastas. Sin embargo siempre que he visto las olimpiadas logran contagiarme el asombro y admiración por las destrezas físicas de los seres humanos, aunque sean unos pocos. La difusión, acceso e infraestructura son distintas para cada país, lo mismo que las cualidades marcadas desde nuestros propios genes.
No todo mundo puede ser un atleta de alto rendimiento, a pesar de tener varias características a favor, con una que falle ya el rendimiento es menos que alto.

Lo que me ahuyenta son los comentaristas de televisión, las que hay en sistema abierto, televisa y tvazteca. También río y lloro con las personas que sin ser comentaristas de televisión también son capaces de descalificar cualquier esfuerzo atlético.
De por sí los mexicanos parecemos tan familiarizados con el fracaso que es común escuchar comentarios apocalípticos. De la esperanza desmesurada a que ocurra un triunfo poco probable, cambiamos en un segundo a la decepción más profunda. Porca miseria!.

Pues ya he escuchado en la tele, de parte de ciertos comentaristas "qué resultados tan mediocres". Claro decirlo desde un cómodo sillón, viendo como el atleta mexicano llega sudoroso sin obtener medalla, cualquiera con poquito criterio puede decirlo, de hecho sospecho que muchos mexicanos así lo dirán.
Eso es lo peor, no es tan malo perder cuando compites, lo lamentable es que las expectativas no correspondan a tu realidad. Vaya con tanta queja yo esperaría que todos los quejumbres estén entrenando desde ya, para demostrar que ellos sí pueden dar mejores resultados.
Tan fácil que se ve cuando uno está atrás de la pantalla.
Hay un truco muy sencillo de aprender, si en una competencia hay 20 participantes. Alguien tiene el primer lugar y alguien seguramente tendrá el lugar 20.
¿No es tan difícil suponerlo no?.
¿Por qué no hay más primeros lugares?, solo hay uno, reservado para el mejor, el más rápido, el más fuerte.

Pues una reacción tan exacerbada ante la frustración es producto de tanta mala experiencia, no por los atletas en sí. A mí me da gusto ver atletas mexicanos en las olimpiadas, agradezco su esfuerzo, aunque lleguen en último lugar, porque estoy segura que ningún atleta da menos de lo que físicamente es capaz, no imagino a ninguno pensando mientras corre "mejor le bajo porque ya me dió flojera".

Todos sabemos que hay mucho detrás de un buen atleta, aspectos que no dependen de él, es su medio, y nosotros somos parte de SU medio. Me enterneció mucho una competidora de la maratón, cuando le entrevistaron casi se justificaba por no haber obtenido más, pedía disculpas por no haber podido dar más aunque ella lo deseaba. Qué pena en serio. Avergonzada cuando millones de mexicanos deberíamos estar MUY avergonzados ante ella y varios atletas. Tenemos el país que nos merecemos, aunque hacemos cosas, no las hacemos bien, es evidente. Veamos el tamaño de corrupción que también hay en las cuestiones deportivas.
Ajá pero adivine., si usted ha formado parte de la corrupción, sus expectativas de triunfo en olimpiadas, y de mejoras para su país, no corresponden a SU realidad.

Ahora se acerca una marcha (actualización gracias a la aportación de latita) por la UNIDAD, PAZ Y TRABAJO (Y LA SEGURIDAD?). Ahí le encargo que vaya, pero sobre todo, ya no dé "mordidas", eso será más efectivo que vestirse de blanco y llevar pancartas. ¿Cuándo permitimos que hubiera tanto mal viviente?, desde el día que nos pusimos cómodos, creyendo que un día abriríamos los ojos y tendríamos un país de primer mundo, sin que nosotros hayamos movido un dedo para mejorar nuestra propia persona. Como muchas veces, los mexicanos parecemos muy buenos para exigir y para esperar que nos resuelvan los problemas, pero deberíamos revisar el rubro de lo que hacemos y damos.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Chapulines




Me persiguen los chapulines, y no es un delirium tremens, los contiene mi último regalo de cumpleaños que todavía no está en uso pero ya le eché el ojo, es una pintura...
Nota: Por ahí de mediados de septiembre es la fiesta del santo patrón de este blog. De ninguna manera se le está insinuando a enviar regalos, ni baratos ni costosos, no en esa fecha exacta, tiene todo el resto del año para hacerlo. Como ve, aquí todo es muy sencillo pero humilde.

En Oaxaca, en los valles centrales es muy familiar un plato botanero con chapulines tostados en comal, con su limoncito, y la nueva variedad (desde hace dos años está mi novedad), con ajos y chiles de árbol. Chiquitos y grandotes.
Los pequeños para que cuando los coman ni siquiera se les vean los ojos y se asome el sentimentalismo, y para que no se sientan las patitas en el paladar. Los chapulines grandes solo cuando el sabor es lo único que importa, y ya lo de la fobia a las patas es para enclenques. En tortilla, o solos. Yo prefiero lo segundo.

Debía este post, desde una charla con mis hermanos, diableques también. Acomódense que les voy a contar la historia de cuando éramos campesinos, prófugos del arado. Eventualmente nos llevaba mi padre a un terreno que tenía, a limpiar la maleza, sembramos palmeras de cocos, dátiles, canela, en fin una variedad de árboles frutales. Vea, nosotros nos divertíamos en parte porque había compensaciones extras, mínimo una coca cola "familiar" cuando todavía les vendían en envase de vidrio color verde(¿?). Jugábamos mucho, era divertidísimo estar embarrados de tierra, nunca nos habrían diagnosticado hiperactividad luego de usar la pala para excavar hoyos y rellenarlos, llevar de un lado a otro piedras, retirar pastos y regar las plantas, a nuestro regreso a casa, llegábamos exhaustos y con mejores modales que los del día anterior (aleje la idea de un campo de concentración moderno).

Pues un buen día se nos ocurrió cazar chapulines. Había llovido mucho y ahora teníamos un terreno lleno de ellos. Siempre vimos puestos de chapulines en el mercado, grandes canastos conteniendo cantidades industriales de estos insectos. En cambio nuestras pesquisas eran muy raquíticas, capturábamos uno con nuestras estrategias avanzadas y al final del día teníamos apenas un puñito. Si tostamos 5 ya era ganacia, y del sabor, del reverendo nabo. Después cambiamos, hubo episodios de carreritas o apostábamos a nuestro chapulín más saltarín, un cruel caso de un chapulín sin una pata, me niego a delatar al culpable, pero mi hermano hacía unos ensayos horribles. Debut y despedida, lo nuestro no era el negocio de los chapulines, pero sí comerlos, así que pago por ello.

Ahora cada que viajo a Oaxaca procuro comerlos, en realidad el aspecto no les ayuda mucho, y la idea poco racional de que los insectos se ven "feos" y la asociación a que su sabor será igual de desagradable. Ni una cosa ni otra, lo mejor sería evitar el prejuicio, sin que sea mejor o peor lo que finalmente nos alegre el paladar. Hasta nuestra percepción del sabor tiene una gran influencia social y cultural, aunque hay sabores que nos alertan de peligro, en realidad es común que pocas personas se atrevan a experimentar productos distintos a los habituales en su localidad. A mí me gusta experimentar, aunque esto de los chapulines culturalmente para mí no representó ninguna dificultad, dado que es algo común al entorno donde crecí, sí intento utilizar condimentos muy distintos a los habituales, sí, también acepto invitaciones a comer exotiqueces.




miércoles, 6 de agosto de 2008

Chateo, chateas, nos chateamos


Desde hace unos días estoy con la nueva moda, el chat.

¿Qué tiene de nuevo? Aunque lo haya usado desde el IRC,mIRC, ICQ, MSN, Yahoo messenger, GChat... y haya platicado con infinidad de personas, hasta hace unas semanas no había sucedido. Un buen día, mi hermano hizo una obra de arte, le regaló una compu a mi madre, elaboró un manual con harto apoyo gráfico y se hizo el milagro. Mi madre que en su vida ha manejado una computadora, aunque maneje equipo especializado que un bajo porcentaje de la población haría, pues ya entró al mundo internáutico. En nuestra primer conversación chatera me sentía extraña, llevo más de la mitad de mi vida en comunicación telefónica constante con ella, somos buenas amigas, pero no nos habíamos leído. Pues ya sucedió y ya no hay marcha atrás.

Qué lejos están los días en que mi madre temía introducir su tarjeta bancaria a un cajero, se ponía nerviosa, por los cacos y por la extraña máquina que da dinero, sus preguntas frecuentes eran, ¿y si se atora? ¿y si introduzco mal mi NIP?. Pues eso ya es historia.

Ahora mi madre chatea, y hoy me anunció que ya sabe buscar información en internet... se me congeló la sonrisa, me alegra mucho por ella, pero vislumbré un ejercicio (despiadado) de crítica literaria, así a lo lejos, ¿un día caerá a este blog a leerme? ¿encontrará esa información oculta pero perfectamente risible de ciertas travesuras con y de mis hermanos?. Tal vez ya hasta sucedió y yo apenas me vengo a asustar.
¡Cómo si eso le pusiera remedio al sano vicio de bloguear!, uno viene aquí a escribir tan a gusto los episodios de ficción que nada tienen que ver con mi vida, y pues ya estaría de Dios que un día tenga que ir a comentarle a un blog a mi santa jechu.

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