jueves, 17 de abril de 2008

Escuelas vitalicias

Escuela.
Antes de los 3 años pensaba que ir a la escuela era lo máximo, yo quería ir pero iniciando con la preparatoria, nada de preprimaria, eso era para bebés.
Cuando llegué a la primaria más temprano que tarde, la parte difícil era hacer la tarea, en caso que lo recordara, claro. Ya había un error, si las tablas de multiplicar las decía al derecho y al revés, ¿por qué insistían en tareas con lo mismo? Y yo en las tardes con más ganas de jugar que de volver a abrir mi mochila, pues me olvidaba fácil, así que tempranito a escondidas de mi mamá, aprovechaba a ratitos para apuntar rápidamente lo que faltaba, mientras nos llevaba a la escuela, claro, no pidan rapidez, eficiencia y estética en una tarea, porque los números y oraciones me salían medio chuecos, escriban en un coche en movimiento y se explicarán perfectamente el porque.
En casa mi padre hacía lo que podía. Algo escuché de que aprender rápido no es suficiente si no logras sistematizar el cómo recibir y almacenar la información que captas.
Así que nos divertíamos muchísimo, cuando varios de mis compañeros disfrutaban el verano yo tenía algunos temitas que revisar con mi papá. Como ya me conocía las mañas, y que si "estudiaba" muchas veces no pasaba de 1 o 2 leídas y me encontraba brincoteando por ahí, tenía sus contrallaves para contrarrestar mi poder. Así que encausó mis ansias locas, obviamente en esos tiempos el método yo lo odiaba, porque no era él quien me explicara, sino que me retaba a que yo explicara todo lo que hubiera entendido, para qué me serviría (para nada?), que imaginara qué pasó antes, después. Curiosamente sí tuvo un beneficio para mis intereses inmediatos, porque a la hora que hacíamos teatro con marionetas yo ya llevaba entrenamiento en eso de contar historias con los datos de tu personaje.
Muchas veces me pregunté por qué no me dejaban dormir 2 meses enteros, o jugar, pobre de mí de todos los padres me tuvo que tocar uno que insistía en que yo aprendiera todo el tiempo. (aghhhhhh)
Ahhh y deje le cuento, los famosos cursos de verano, fui a cursos de regularización, niños que habían reprobado (o por poquito) un curso y les daban un repaso de lo que debieron aprender, y ahí me tuvieron a mí. Demasiado Ego, la mártir del verano, también me divertí en esas etapas medio raras, en esos tiempos y en esos lugares donde vivía no había lo que hay ahora, así como que algo más individual o que favorecieran mayor rendimiento escolar, lo que había era eso. Cursos de regularización. Así que cuando yo pasaba a 3er año de primaria, iba al curso de regularización de los que reprobaron ese grado, y yo veía por adelantado lo que me deparaba el destino. Y eso fué hasta el bachillerato (?)
Era un arma de dos filos. Por un lado qué bueno que estés ocupado y aprendiendo, además, no había niños con quienes convivir más que con mis hermanos, vivía en un búnker, así que me mantenían entretenida, alejada y socializando, todo por el mismo precio (una ganga). Por otro lado, favorecía que cuando ya estaba en el curso me aburriera terriblemente en clases, y en respuesta nada más andaba viendo en que entretenerme. Súmele que tuve maestros que brillaban por su falta de conocimientos y creatividad educativa.
En temporada escolar anduve en otros cursos y andanzas, teatro, danza folclórica, solfeo, piano, guitarra (este no prosperó más allá de 2 clases), hawaiiano (encontró el nacimiento de mis movimientos cadenciosos, jaja), danza prehispánica, manualidades así con plastilinitas y con cerámica, por alguna extraña razón no fui a pintura pero mis hermanos sí, tan bonitos dibujitos que hice en las paredes de mi casa, familias enteras, animalitos, paisajes. Ah también aprendí a lavar y pintar paredes.
Ahora, pienso que eso de aprender me costó trabajo, me cuesta a la fecha, leo vaya usted a saber si mucho o poco, pero leo diario, un poco de cada cosa y así me voy todo el día entre libros de medicina, noticias por internet que ahí estoy de chismosa viendo que dicen las agencias de noticias emitidas cada minuto como si tuviera todo mi dinero en la bolsa de valores, las novelitas me fascinan, reviso lecturas infantiles, textos útiles para mis pacientes, novedades en gadgets que ni compro pero me informo, y cualquier bobada pero que resulta interesante para mí.
Voy de tema a tema, claro, procuro tener horarios y un plan sobre todo con lo que voy estudiando lo que aprendí en la universidad fue como el kinder garden que casi no cursé, lo que necesito saber lo obtengo autodidactamente, no porque no me haya servido todo lo que vi en las escuelas previas, solo que nunca es suficiente, y creo que tuve mucha suerte, tuve a alguien como mi papá que pudiera dirigirme más o menos en mi método de estudio porque me cuesta mucho trabajo concluir, me distraigo con facilidad, que es como ir remando contra corriente, y de otra manera siento que no lograría concretar nada.
Aquí imagine la cortinilla de viva la familia, y papá eres mi héroe.

9 comentarios:

Cl@udette dijo...

HUY DOC. PUES PARA SER ALGUIEN QUE SE DISTRAE CON FACILIDAD, TIENES AMPLIO CONOCIMIENTO DE LOS TEMAS....ASI QUE FELICIDADES A TU SR. PADRE, QUE AUNQUE CON UN POCO DE DIFICULTAD PERO HIZO DE TI UNA PERSONA CON AMPLIO CONOCIMIENTO DE CULTURA :P

SALUDOS

Pilar Nieto dijo...

jajaja yo pasaba por algo similar... no iba a cursos de regularización pero me leía la enciclopedia en casa de mi abuelita cuando eran mis vacaciones... sólo en semana santa me sentía como verdadera niña pues me mandaban 4 maravillosos días de campamento...

Eso de repasar siempre me gustó... era tanto el tiempo que estaba sólo con mi hermana que nuestros compañeros de juegos (la escuelita para ser precisos) fueron nuestros libros de lecturas...

Además, lo que no ves es que tu papá quería hacerte más independiente de lo que ya eras... y ve... todo un éxito!

Saludos diableca!

Pily

Unknown dijo...

en verdad el trabajo de DON papá valió la pena...felicidades a él y a ti...yo no puedo hablar de cursos de regularizacion o algo asi, por que el unico que tome fue de calculo diferencial e integral... pero parece que si aprendiste mucho y siues poniendo en practica algunos de esos metodos utilizados hace algunos ayeres [mi frase de telenovela...] Saludos...

Anónimo dijo...

La Mama de Patito dice,

Y lo mejor de todo es que valio la pena, eh ?

Ya tienes una tecnica que heredarle a la demasiadoeguito

Saludos!

Valeria Farill dijo...

a mi me pasó alrevés! yo fui a una escuela famosa por su rigidez, donde no podías faltar nunca, te sacaban por cualquier motivo y una vez hice el promedio de los libros que tenía que leer a la semana y eran 6! cuando salí de ahí y entré a la universidad, conocí lo que era la libertad, y nunca entraba a clases, no leía ni hacía nada. Necesitaba a alguien que me dijera lo que tenía que hacer, porque yo sola no lo hacía. Me costó mucho trabajo aprender a disciplinarme yo sola.

LicCARPILAGO dijo...

clap, clap, clap...

conozco, si conozco y vaya que conozco. me hiciste viajare ne flashback a mi infancia que al menos en este texto se parece mucho a la tuya... y mas alla de la infancia tambien.

primera vez que vengo por aqui y a partir de este momento ya puedes considerarme cliente frecuente.

Saludos

RGalindez dijo...

Definitivamente, lo que se enseña en la escuela nunca es suficiente. No hay nada como desarrollar el hábito de leer, de conocer, de aprender; siempre tener hambre por el conocimiento, que nos permita ampliar nuestra visión de la vida y sobre todo ser más plenos y felices en ella.

Saludos

Anónimo dijo...

Uyyyy no reclames al menos no tuviste que pasar por ser una interna ademas del periodo de escuela ... el periodo de verano ... agrrrrr.

Herel dijo...

Alguna vez mi padre también tuvo que darme clases de matemáticas porque siempre había flojeado en esa asignatura, pero terminaba yo llorando en las clases particulares, de desesperación porque hablamos idiomas distintos y no le entendía nada de las explicaciones.
Creo más en la automotivación... inducida, en la motivación que te dé un buen profesor, un referente, cualquier persona que te motive contagiándote su ilusión por la materia. La mejor forma de aprender algo es tener la suerte de toparte con alguien que ama esa materia.

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