De un tiempo para acá, percibo más problemas, no es que no los hubiera antes, solo que se les ha dado por juntarse o agudizarse, de modo general e individual.
El miedo, coraje, son algo común a todos, vivir en México tiene sus cosas bellas, pero también hay días en que la misma gente, una masa de desconocidos, me harta.
Porque muchas cosas podrían ser distintas y no lo son, me resultan una carga, nunca he sentido mis esfuerzos inútiles, porque no lo son, solo que cuando se me juntan los ineptos no hay más que estrujarme las manos, e implorar al inmenso espacio, ¡Dios si existes, quítales lo tarugos!.
No bastaba con la crisis económica a nivel mundial, que aquí en México ya tenemos harta experiencia en eso, apretarnos el cinturón, como sea se hace, para quienes llevamos una vida austera por elección, ahorrar sigue siendo una tarea de todos los días, así que no hubo gran cambio. Yo que ni a tarjetas de crédito llego soy feliz cual lombriz (¿las lombrices tienen sentimientos?).
Ahora lo del asunto de la inseguridad, hasta mi búnker llegaron unos malandrines pegándome un sustazo y donde finalmente nunca supimos si eran policías o rateros, con o sin credencial, afiliados o no al sindicato. Aunque como venían en un coche sin placas, y sin uniforme, lo más seguro es que eran policías cumpliendo su trabajo, porque los malandrines ahora ya se uniforman, la indumentaria la consiguen en cualquier tianguis.
En México que estamos acostumbrados a elaborar las más torcidas deducciones, producto de una censura ancestral, ahora en esta semana le sumamos lo del accidente donde falleció Muriño. Me gustaba el difuntito, un poco orejón pero tenía su encanto, como sea, no solo su familia sino la de todos los afectados, tripulantes, pasajeros, conductores, peatones y gente que laboraba, para todos ellos ha sido un duro golpe, para los que ni vela teníamos en el entierro también, me angustió saber el lugar del accidente, porque conozco gente en el df que circula por ahí, la ruta me es conocida, afortunadamente nadie de mis cuadernos de doble raya estuvo ahí, aunque no deja de ser triste. Hay cosas que no deberían pasar, pero irremediablemente se vive con y desde las situaciones más terribles.
Es eso, después de todo vivir en México no solo es lindo y querido, también tiene miedo, coraje, y tristeza. En otras partes del mundo también, no lo dudo. Con todas mis fuerzas trato de reponerme, me doy valor, y no me quejo, sigo trabajando, así me tranquilizo.
Ayer, mientras paseaba forzosamente por unas calles a las que fui a dar sin querer, es cierto que vengo echando maldiciones, y doy mi veredicto, que exista tanta gente que no tiene ni ápice de civilidad, encontrar gandallas todos los días es posible, pero nunca deseable. Al fin, con esta fauna tengo que convivir, solo espero que cada día se vayan humanizando unos cuantos.
Ah, y hace unas semanas me chocaron, alguien tuvo un accidente, pero el resto fueron imprudentes, si tan solo la gente mantuviera su sana distancia mientras conduce o espera en el tráfico, otro gallo nos cantara, en fin, hasta acá llegó el ramalazo, leve, pero ¿qué necesidad? diría JuanGa.
Porque muchas cosas podrían ser distintas y no lo son, me resultan una carga, nunca he sentido mis esfuerzos inútiles, porque no lo son, solo que cuando se me juntan los ineptos no hay más que estrujarme las manos, e implorar al inmenso espacio, ¡Dios si existes, quítales lo tarugos!.
No bastaba con la crisis económica a nivel mundial, que aquí en México ya tenemos harta experiencia en eso, apretarnos el cinturón, como sea se hace, para quienes llevamos una vida austera por elección, ahorrar sigue siendo una tarea de todos los días, así que no hubo gran cambio. Yo que ni a tarjetas de crédito llego soy feliz cual lombriz (¿las lombrices tienen sentimientos?).
Ahora lo del asunto de la inseguridad, hasta mi búnker llegaron unos malandrines pegándome un sustazo y donde finalmente nunca supimos si eran policías o rateros, con o sin credencial, afiliados o no al sindicato. Aunque como venían en un coche sin placas, y sin uniforme, lo más seguro es que eran policías cumpliendo su trabajo, porque los malandrines ahora ya se uniforman, la indumentaria la consiguen en cualquier tianguis.
En México que estamos acostumbrados a elaborar las más torcidas deducciones, producto de una censura ancestral, ahora en esta semana le sumamos lo del accidente donde falleció Muriño. Me gustaba el difuntito, un poco orejón pero tenía su encanto, como sea, no solo su familia sino la de todos los afectados, tripulantes, pasajeros, conductores, peatones y gente que laboraba, para todos ellos ha sido un duro golpe, para los que ni vela teníamos en el entierro también, me angustió saber el lugar del accidente, porque conozco gente en el df que circula por ahí, la ruta me es conocida, afortunadamente nadie de mis cuadernos de doble raya estuvo ahí, aunque no deja de ser triste. Hay cosas que no deberían pasar, pero irremediablemente se vive con y desde las situaciones más terribles.
Es eso, después de todo vivir en México no solo es lindo y querido, también tiene miedo, coraje, y tristeza. En otras partes del mundo también, no lo dudo. Con todas mis fuerzas trato de reponerme, me doy valor, y no me quejo, sigo trabajando, así me tranquilizo.
Ayer, mientras paseaba forzosamente por unas calles a las que fui a dar sin querer, es cierto que vengo echando maldiciones, y doy mi veredicto, que exista tanta gente que no tiene ni ápice de civilidad, encontrar gandallas todos los días es posible, pero nunca deseable. Al fin, con esta fauna tengo que convivir, solo espero que cada día se vayan humanizando unos cuantos.
Ah, y hace unas semanas me chocaron, alguien tuvo un accidente, pero el resto fueron imprudentes, si tan solo la gente mantuviera su sana distancia mientras conduce o espera en el tráfico, otro gallo nos cantara, en fin, hasta acá llegó el ramalazo, leve, pero ¿qué necesidad? diría JuanGa.
Ahora que no todo es sufrir y llorar, mi enamorado de cuatro añitos sigue suspirando por mí, ojalá todo fuera como el amor.
Foto: Saltimbanco, en Flickr por J.C. Rojas, usada bajo licencia Creative Commons, Atributtion Share-Alike 2.0.
Foto: Saltimbanco, en Flickr por J.C. Rojas, usada bajo licencia Creative Commons, Atributtion Share-Alike 2.0.
9 comentarios:
Serenidad y paciencia mi querida Solina...
Es que si esta cañon, yo el lunes vi que todo el mundo estaba histerico y mejor llegue directo a encerrarme a mi casa.
Yo a cada rato pienso en mejor irme al rancho, poner un changarro de lo que sea y a la tostada con chilangolandia... lo malo que creo que me aburriria demasiado, alla ni un cine decente hay...
esto solo pasa en mexico jeje como bien en algunso programas de television.. asi que no queda mas que aguantarse y ser paciente.. no hay de otra...
saludos
Solo hay 2 palabras que te puedo decir: Paciencia y fe.. para que todo mejore jeje! mientras a respirar profundo!!
dulcE
no sabes lo que significa tener que escuchar las noticias de cuantos muertos amanecieron hoy en mexico, entre tanto gachupin y que te vean con cara de "hay provrecita" mira el país de donde vienes!
quiero patearles la cola...pero que hacemos?
no creo que no se pueda hacer nada, si cada quien hiciera lo que "debe" hacer y no lo que "quiere", méxico lindo y querido sería un país mas lindo para vivir...
Animo niña, yo por eso vivo como alcoholico, un dia a la vez, dias belloos, dias felloos, cosas lindas, cosas fellas, vamos¡¡¡ no se amilane, saludos¡¡¡ ^.^
Exenio: nunca tan bien atinado el filósofo Kalimán :D
Trajeado gris, aunque en todos lados se cuecen habas, y no dudo que uno se adapta a cualquier circunstancia, nada más que de repente se siente que esto va más acelerado.
angela: sí, aunque confío en que todo lo que se realice lo mejor posible ahora, se verá reflejado en unos años más, por eso es importante mantenerse ocupado.
Dulce, gracias, me empeño en ello.
Karla, te asiste la razón, en muchas partes del mundo hay hechos violentos, hay accidentes, y como seres humanos existe condolencia, pero también es cierto que entre más cercanos esto es mucho mayor, no sabes, por unos minutos temí mientrsa daban las noticias, que algunos de mis afectos muy cercanos hubieran tenido que pasar por ahí, ya que viven en esa zona.
En nuestro país pasan muchas cosas y sí duele ver nuestras carencias colectivas, lo mucho que podríamos mejorar en conjunto, y sería muy sencillo si en volumen aprendieramos a vivir civilizadamente.
Grind core, gracias, temo haberme puesto melodramática, jeje pero se agradece la porra, y sí, no hay peor día que el que no se disfrutó, así que uno por uno para saborearlos de cabo a rabo.
Dios... si la vida fuera como el amor. Qué complicado que sería. Ah, no, ¿verdad? jajaja... Chale, mejor no opino, estos días han sido muy fuertes y caóticos para ti.
Cada día se vive un poquito no más... la vida sigue y si nos toca, nos toca. No hay lugar perfecto para vivir...
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