martes, 5 de octubre de 2010

Déficit de atención por dispositivos móviles

Impulsada por el acompañante, hoy llevé a la acompañantita a las vacunas que corresponden a los 2 meses, con ligera premura. Corrimos con suerte, el centro de salud de la zona queda muy cercano al búnker, aún así nos fuimos en coche ya que aunque google maps sea una maravilla, no es lo mismo ir cargando a la pequeña sin tener bien contemplada la distancia.

Así que llegamos y no se veía mucho movimiento, desde afuera. Ayer me enteré que es la semana nacional de salud, y me esperaba un gentío poniendo en orden sus esquemas de vacunación. No estuve tan errada, ya en el interior del lugar, había una raza. Niños con y sin mocos, madres adolescentes, embarazadas felices y pesándose. Lo mismo de siempre, en un centro de salud hay quienes trabajan y otros que no, algunos a gusto y otros por cumplir un horario deseando que ya acabe su tortura. Me fui de recepción a ventanillas preguntando, y así, dí hasta el archivo donde me dieron mi ficha. #56.
En el hoyo!

A grito pelado, luego de varios minutos de una puerta vocean el número 23... con lo cual se activó mi chip zen. Acomodada en una silla, me dió tiempo suficiente para observar meticulosamente a toda la flora y fauna del lugar.
¡Qué diablos!, durante todo el tiempo que estuve en la sala de espera, en el interior de una especie de oficina había una persona en su escritorio, quien se mantuvo entretenida en cortar plástico adherible. Bastante útil por lo que se ve, y trascendental para el desempeño del lugar.

La del archivo, con jeta, todo el tiempo. Las fichas improvisadas apenas las garabateaba.
Unos recién estrenados médicos, alguno con la bata un poco pequeña que seguramente tuvo mejores épocas en sus primeros años universitarios. Otro más por ahí entretenido haciendo encuestas a la que le veía dentro de sus parámetros, que ignoro cuáles eran. De repente llega un mancuerna de enfermeras cargadas de cajas con desechos, supuse que venían de haber vacunado en las escuelas o a algun grupo de chamacos inocentes que hoy les tocó perder bajo sus manos.

Ahí seguíamos, esperando pacientemente. De repente se me acercó una señora joven y me dió su ficha, #35 porque ella ya no pasaría. Agradecí el detalle y seguí esperando. De la ficha 23, pasaron a la 25 en ausencia de la 24, varios, muchos minutos después salieron por la siguiente víctima: la ficha 26, 27, 28...34, no estuvieron... 35, y ahí era nuestro nuevo turno. Así que no demoramos mucho en pasar, en contra del pronóstico inicial.

En términos generales la atención fue buena. ¿No les he dicho? tengo cierta aversión por l@s médic@s que se colocan el estetoscopio al pescuezo. Sobre todo cuando se nota que no lo manejan con destreza y es más ornamental que herramienta de trabajo.
Adentro del consultorio de vacunación, había 2 individuas de blanco, supuse que eran pasantes de enfermería, o médica la que tenía el estetoscopio al pescuezo y en la mano su celular.

He aquí el punto del blog. Enajenada es poco para el estado en el que estaba la chica. Durante el tiempo que esperaba a que anotaran los datos de mi peque y los míos, la joven nunca soltó su celular tecleando, de repente preguntó qué vacunas debía preparar... y seguía embobada, vaya, dilatando lo más posible el momento. Ignoro qué tan importante sean sus intercambios de información, pero bien pude imaginarle escribiendo en twitter, o en fb. "Hay mucho trabajo, pero ya tengo hambre, en unos minutos me voy por mi torta".

Sinceramente, me daban ganas de tomar su juguetito y tirárselo a la basura, amén de regalarle un soplamocos para revivirla.
Sin duda las herramientas de comunicación son mucho más entretenidas ahora, pero es una falta de respeto ante quienes nos rodean, si en vez de centrarse en su trabajo, dilataba su desempeño mientras se mantenía enviando sus textos, los cuales, dudo mucho que sirvan para contribuir al próximo ganador del premio nobel de medicina.

Un claro caso de déficit de atención provocado por dispositivos móviles.

¿Será la nueva epidemia?

Al menos, las vacunas eran corroboradas y administradas por la enfermera en jefe, para no caer en errores de distracción por la susodicha.

Lo cierto es que cada vez es más común este tipo de distracciones voluntarias. Creo que gran parte de este tipo de usuarios no se percatan de los riesgos en que pueden caer o provocar debido a la enajenación en un dispositivo móvil, cuando deja de ser una herramienta de comunicación y se convierte en una isla, un espacio virtual en el que quedan atrapados sus sentidos y pensamientos.

¿Quiénes de mis amigos y parientes ya cayeron presas de este nuevo mal?

Desquítense y regálenme una black berry pues.

5 comentarios:

El hombre del traje gris dijo...

jeje gracias a Dios mi medico de cabecera es ya algo mayor y no usa celular... pero si es una mentada de madre que hagan eso en un lugar donde manejas esa clase de material, ni siquiera deberian permitirselos.

Jo dijo...

Pues no se que tan conscientes estamos o somos inconscientes de ello no esta previsto pero... seguramente nos volveremos aun mas autistas con el paso del tiempo..
yo a veces ni me entero d elo familiar y d elo importante porque no tengo FB

creo que como en el salon de clases o consultorios deberia de haber cierto respecto y con respecto a esos aparatejos por supuesto

:S

HSR dijo...

A mi me ha pasado que en plena junta de oficina con mis colaboradores estoy en medio de una disquisición y me salen con que están en pleno chisme con sus íntimos, familiares o aquellos que les traen el café.

Aquella película de "La Red" de hace mucho tiempo da crédito al hecho de que nos interesa más el mundo virtual que el real que es donde sí transcurre nuestra vida.

A bregar frente a esta transformación cultural, no nos queda de otra.

Saludos

Zereth dijo...

Trajeado, así es. No creas hasta como pacientes también es molesto estar consultándoles y que les llamen. De pésimo gusto y falto de respeto.

Jo, pues es que es buena herramienta de comunicación, solo que los enajenados aprovechan el pretexto. Y creo que sin haber reglas al respecto de su uso, afinando las antenas neuronales, es muy lógico en donde debe uno evitar o minimizar su uso.

Héctor, nos invaden los enajenados!

Lata dijo...

Y a mí un Iphone... pero no me lo dejen cerca mientras coloco inyecciones...

¬¬

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