domingo, 19 de abril de 2009

Las buenas costumbres I

En casa no se basaron en el manual de Carreño. Tampoco había escrito sobre las buenas costumbres en el Manual para diableques.
Así que aunque a nadie le sirva, mi vida diableca y sus reglas, va más o menos así:

Había una ley no escrita, la mirada penetrante de mi padre, apenas le percibías cual loza sobre tu personajito y ya uno sabía qué terrenos estaba pisando.
En una ocasión, en una plática de sobremesa pronuncié un gracioso "Ay guey!" en un arranque de sorpresa y júbilo. Así me fue. La reprimenda marca llorarás me bastó para no volver a mencionar mis palabrejas dicharacheras, me sé varias pero así con la regañiza que me dieron, me intimidaron fácilmente.
Lección 1. No pronunciar palabras altisonantes o que se le parezcan en la mesa, frente a tus padres o cualquiera de las combinaciones.

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Un día, me fui de vaga, lo cual sigue siendo una buena costumbre, pero el pequeño detalle es que no avisé a nadie. Estuve todo el día jugando en un jardín, en compañía de mi mejor amiga de la infancia. Entre los montones de tierra, y flores, hicimos un mercadito ambulante, jugamos a la comidita, trazamos un avión, brincamos hasta el cansancio, nos refrescamos de un chapuzón en la fuente y al atardecer, me acordé que tenía familia. Regresé a casa y me pusieron como trapo de cocina. Me gané los únicos cuerazos que me ha proporcionado mi padre. Hulk se veía tierno a su lado. Luego de días en que no nos dirigíamos la palabra, ni cruzábamos una mirada, hubo una charla, me explicó todo lo que sucedió. No solo había sido mi ausencia, sino su búsqueda llena de angustia en los lugares cercanos, en los días previos habían leído noticias horrorosas de niños extraviados. Ya me habían reportado como extraviada en la policía, y un ejército de personas había ido a buscarme incluso a localidades cercanas. Yo aparecí tan campante. Así que era la suma de la falta cuidado de ellos como padres, su miedo y su angustia transformados en enojo, y lo que les faltó explicarme sobre los permisos. No se trataba de un poder que decidía si te divertías o no, o darte su venia luego de un momento de suspenso nada más por mostrarte quien manda. Se trataba de que su cariño iba de la mano con su responsabilidad, por eso era importante saber en dónde me encontraba en todo momento.
Luego de varios años, mantengo la costumbre. Viviendo sola no hubo diferencia, aunque luego de los 16 años dejé de pedir permisos y lo cambié por un diplomático "llego a tal hora, voy a tal lado", continué saliendo tan campante. Lo vaga no se me quita. Pero siempre aviso a alguien que me importe y viceversa. A veces es a una amiga, o a mi madre, a uno de mis hermanos, que voy a tal o cual lugar por si preguntan por mí sepan donde encontrarme. Se volvió una especie de cable a tierra. Ya no se me ocurre nunca más jugar a la desaparecida, eso es una mala broma y no se le hace a las personas que queremos.
Lección 2. Si sales, avisa a alguien que estimes. Sé generoso y házlo como un detalle, no como una obligación.

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La última discusión bizantina que tuve, salí corrida de mi casa paterna. "Te largas de mi casa" no dejó lugar a dudas de que la plática no estaba fluyendo.
Lo sé, mi padre y yo tenemos un genio de la fregada. Leemos como locos, y somos apasionados con nuestras ideas y razones. Solo que la situación se salió de contexto. Ese episodio, tuvo una pequeña huída a los brazos de mi madre. También hice cierto uso de mi talento histriónico. Y regresé a mi casa, previa mesa de negociaciones. Conflicto judeo-palestino a la vista.
Lección 3. No te hagas nunca de enemigos si no estás(n) a la altura del conflicto.

Eso se lo estoy fusilando a Fito Páez, pero nunca me ha quedado mejor explicado el concepto.

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Continuará...

8 comentarios:

Gabriel Santiago dijo...

Saludos, me gustan las nociones de reglas, creo que el ultimo es una leccion mas que una regla.. saluds..

Lord Vyzarro dijo...

mirala! toda una niña rebelde, eso es bueno en cierta manera, porque asi tu familia sabe que puedes defenderte, saludosss!!

Lata dijo...

Me quedo con el dos. Qué bueno... qué bueno. Es una sanísima costumbre. Bravo.
:)
Esperamos la continuación.

GERMÁN DIEGO dijo...

Lo padre aquí son las experiencias y que en verdad se aprende y se evoluciona para bien de acuerdo con lo de cada quien.

Eso es muy significativo ya que la razón de la regla no es impedir es mas bien armonizar o vivir en santa paz.

seeee, las reglas son buenas en especifico cuando uno mismo las entiende y las atesora, tal vez hasta dejen de ser reglas y se conviertan en razones.

Besos y abrazo.

pdta: Esas fotos de Flickr siempre las veo cuando no he probado bocado, caramba!! jejejeje

Exenio dijo...

Enooorme !!! quedare expectante ante tanto aire fresco a este lunes soleadito...

:-D

IVAN CABRERA dijo...

Muy buen post, buen relato y me dejás con las ganas de saber que más pasaba en tu niñez y con tus padres.
No niego que estoy en tu club de los papás educaban a sus hijos a base de cinturonazo, ooh, sí! De la misma manera que lo expresas y das a entender, nuestra inocencia no entendía el porqué de esa educación, no digo que mis papás eran golpeadores, noo! sólo que diste una parte que tengo en mi mente cuando de niños "nos perdiamos" con los amigos jugando donde fuese y altas horas de la noche que para ellos las 9 de la noche era "muuy tarde"; para que los niños estén jugando en la calle, ya debieran estar en casa y en cama.

El hombre del traje gris dijo...

Como dicen por ahi, lecciones de vida... muy buen post :D ya me imagino a la pequeña Zereth llegando chiflando a su casa bien campante con la carita sucia de jugar todo el dia, jiji

Pilar Nieto dijo...

me hiciste recordar las reglas impuestas por mi mamá...

A mí me tocó eso de hacerse la desaparecida pero por mi hermana... yo la cuidaba y a ella se le ocurrió salirse sin avisar... digo, yo peque y ella más... me llevé un susto marca acme...

En cuanto a las regañizas con mi madre... jajaja me decía... llevas una... llevas dos... llevas tres, en la casa hacemos cuentas... Con eso ya sabía yo, que no había domingo pero eso sí... con todo y todo a mi mamá nunca se le quitó la buena memoria para los regaños jajaja

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