martes, 6 de noviembre de 2012

Calcomanías

 Mientras mi futura socia, visita hermosos lugares en el mundo, y analiza futuros escenarios para nuestra librería.. yo me ocupo en pegar calcomanías.



www.egosalpatibulo.blogspot.com


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Todavía existen!, de hecho han evolucionado al igual que los niños que las utilizan, las hay con más texturas, y mejores imagenes.
En mis tiemposh, como toda niña, tuve una colección de calcomanías, las cuales supongo que quedaron perdidas en alguna inundación.
De todas, las más horrorosas que puedo recordar son las famosas "rasca-huele".
Había de frutas, pero también de golosinas como las palomitas con mantequilla. Así, uno podía pegar en sus cuadernos tal ornamento y encima aromatizar el área. Imagino que quienes nos rodeaban caían fulminados ante tal encanto.

He escuchado historias de terror, como por ejemplo la calcomanía que un pequeño decidió pegarse en la garganta, y la cual descubrieron después de visitar varios médicos y pudieron retirarla mediante una cirugía. Vaya, no son juguetes, divierten pero no son más que papel, plástico y pegamento con figuras llamativas.



Yo no sé que placer mal sano surge de despegar y pegar las dichosas figuritas, pero es difícil resistirse a hacerlo. Por supuesto, ahora ya hay libros, como el de arriba en el que dan instrucciones para pegarlas, es decir, las calcomanías tales, van en tal escenario. Mi hija todavía está libre de esas directrices y ha dejado su cuaderno de notas de la guardería, adornada de lindas imagenes de hadas, ositos y gatita que da gusto.

Después de todo, hay colecciones peores, y seguramente entre los visitantes de este blog, habrá alguno(a) que áun contemple sus tesoros de pegatinas., incluyendo alguna rasca-huele.


2 comentarios:

Jo dijo...

creo que las pegatinas me traen mas de un recuerdo... independiente si huelen :P

aunque... creo que yo por ahi descubrí que en casa de mi mama.. aún habita por ahi una perdida cerca donde estaban nuestras camas de mi hermana y mia.

*suspiro*

Zereth dijo...

Jo, invaluables recuerdos.

Menos mal que todavía hay muebles que los atesoren, jaja.

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