jueves, 25 de noviembre de 2010

La historia del muerto

Mi asistente se asomó a través del cristal, no se escuchaba ya sonido alguno en el interior, así intentaba vislumbrar el panorama. Por mi cuenta yo toqué varias veces a la puerta sin obtener respuesta.
Muertas de miedo abrimos la puerta al fin y ahí estaba, tendido, junto a unos cables, y nos obviamos la autopsia. Bien tieso, preferimos embolsarlo y deshacernos del cuerpo.

Llegó ayer, aprovechando un descuido mío, mientras tendía ropa en el patio trasero, entró como Pedro por su casa. El problema fue que luego de indagar en las recámaras, yo le prohibí el acceso a la recámara donde dormía Rebeca. Cerré una a una las puertas, acorralándolo. Lejos de amedrentarse, me veía altanero. Probablemente ambos teníamos miedo, pero luego de 3 horas de invitarlo a salir, e intentar sacarlo por todos los medios posibles, y dado que requería usar el pasillo, lugar que ya había tomado como suyo, hice exactamente lo contrario.

Le tendí una trampa, abrí la puerta de una habitación que no ocupamos con frecuencia. Enloquecido se dirigió hacia la luz, chocando contra los cristales una y otra vez. Ya no supe más. La vida en el búnker siguió igual, salvo que ahora había una puerta prohibida. Hoy la intención era ayudarme con mi asistenta, e intentar sacarlo, atraparlo, ideamos varias formas. A final de cuentas solo recogimos su cuerpecito.

Descanse en paz el zanate desconocido.

2 comentarios:

Jo dijo...

puuff me dio miedito
al principio me imaginaba tooodo

y nada

:S

que susto

Pilar Nieto dijo...

Primero pensé que era un gato, ya que leí ventanas dije es un avechucha...

Qué horror! esos dan miedo jajaja bueno, yo con una palomilla ya siento que es el apocalípsis!

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