Con el último bocado tan lleno de sabor, las papilas gustativas capturan jubilosas cada ingrediente mezclado perfectamente. Definitivamente, gracias por el don. ¡Qué deliciosas me quedaron las rajas con queso!.
Hace mucho que no sigo una receta. Hasta hace un par de semanas estuve contemplando un libro de panadería y bizcochos, las fotografías invitaban a intentar todos esos panecillos. Pero no, tengo la costumbre de autolimitarme la glotonería.
De cualquier forma, en unas cuantas semanas volveré a las andadas, requiero hornear una idea. Funciona así. El arte de mis cazuelas empieza siempre en esa señal cerebral, cuanta sal, azúcar o condimento se requiere, depende de ese ideal que pretendo. En ocasiones, es la técnica en el manejo de los alimentos lo que se tiene que dominar, y es útil tener conocimientos básicos de plastilinitas y recortes. Otras son un verdadero reto para mis escuálidos conocimientos de bioquímica. Finalmente, pareciera que todo sale a "toque", a puro sentimiento. De cuando en cuando, busco en las librerías, aquel libro que ví de la ciencia en la cocina que a la fecha se ha seguido escapando de mis manos. Mientras tanto, improviso. O preparo una y otra vez hasta que queda exactamente como quiero.
Si un día visitan el búnker, aparte de avisar con anticipación, recuérdenme preparar las dichosas rajas o la tinga de pollo, no se arrepentirán.
¿Leíste Pily?
Hace mucho que no sigo una receta. Hasta hace un par de semanas estuve contemplando un libro de panadería y bizcochos, las fotografías invitaban a intentar todos esos panecillos. Pero no, tengo la costumbre de autolimitarme la glotonería.
De cualquier forma, en unas cuantas semanas volveré a las andadas, requiero hornear una idea. Funciona así. El arte de mis cazuelas empieza siempre en esa señal cerebral, cuanta sal, azúcar o condimento se requiere, depende de ese ideal que pretendo. En ocasiones, es la técnica en el manejo de los alimentos lo que se tiene que dominar, y es útil tener conocimientos básicos de plastilinitas y recortes. Otras son un verdadero reto para mis escuálidos conocimientos de bioquímica. Finalmente, pareciera que todo sale a "toque", a puro sentimiento. De cuando en cuando, busco en las librerías, aquel libro que ví de la ciencia en la cocina que a la fecha se ha seguido escapando de mis manos. Mientras tanto, improviso. O preparo una y otra vez hasta que queda exactamente como quiero.
Si un día visitan el búnker, aparte de avisar con anticipación, recuérdenme preparar las dichosas rajas o la tinga de pollo, no se arrepentirán.
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5 comentarios:
Eres la mejor ciber-cocinera que conozco y por lo tanto brinco de gusto para celebrar que retomas la cocina como un placer y un gusto para ti misma.
como siempre la lectura estuvo cálida y amena.
Ya estan de regreso los post de antojo... :D siempre haces que se me abra el apetito...
pues ya pon fecha para aterrizar por ahi....
slurp :S
La cocina, como la natación o la dirección de empresas, tiene un poco de ciencia y mucho de arte.
Demasiada ciencia, acartona, limita y entorpece la consecución de buenos resultados. Demasiado arte siempre nos deja con la sensación de que "se puede hacer mejor"...
Usted es una artista, no me cabe la menor duda. Seguramente es su lado "médico" quien le asegura que debería meterle más ciencia a sus cacerolas, pero no se engañe. Los resultados hablan por sí mismos... (o, en este caso, se leen...)
Abrazo!
G.
mjm no coments! :P
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