martes, 30 de noviembre de 2010

Sacando el bofe


A últimas fechas he estado inmersa en el mundo bebé y así seguiré, yo entiendo lo aburrido que puede parecerle a quienes no tienen hijos, que dicho sea de paso, no es mejor ni peor, simplemente son estilos de vida distintos.

Entonces, por ahora no habrá historias de sexo, violencia o drogas, los elementos taquilleros.

En cambio la ventanilla de quejas sigue funcionando como siempre. Y a eso vengo hoy. No por las recomendaciones de la RAE que con la Ch y la LL o sin ellas, sigue funcionando igual cuando hay que chingarle a la chamba todos los días, y no decir que nos lleva la que nos trajo.

El sábado me vi en la necesidad de ir de compras. Sí, ahora es una necesidad. Pero vea, no es suficiente con aprender en pocos meses el uso, cuidado, almacenamiento de mamilas, también hay que chutarse lo del nivel de tetinas (el chupón que usa la mamila, término que también aprendí, en otro tiempo pensaba que era una talla 30 copa A de sostén).
Así que ahí voy con mi carromato de gitano, y como hormiga subo la carriola y todo lo que pueda necesitarse por si se desata la 3a guerra mundial en el camino. Mientras tanto, que el sueño de la acompañantita no se vea interrumpido por mis faenas de chofer.

Mmmta, no bien avanzamos dos cuadras y empecé a balbucear palabrejas que es mejor que nadie entienda, pero que traducen un contratiempo mayúsculo. Sucede que alguien organizó una carrera, o maratón, vaya usted a saber. Lo cual no está nada mal, ojalá hubiese muchos eventos deportivos. Pero, ahí está la falta de respeto para todo mundo. Quién organiza supongo que avisó a las autoridades de tránsito respectivas. Los fulanos estaban apostados por ahí en una esquina, de repente veían de reojo un reverendo desgarriate en el crucero, ni un maldito aviso de oiga usted, mejor váyase por tal calle para desahogar. Es más me daban ganas de pasarles un equipo de manicure para que aprovecharan su día. Los corredores, algunos más entusiastas que otros, tal vez por la alegría de ir trotando por las calles, o tal vez inundados de monóxido de carbono, que ya tenían una sonrisa rara, intentando correr entre los coches, los cuales solo se apelotonaban y parecía que pronto empezaría el concurso al más gandalla al volante.

Lo que es, continuamente pienso que caí al planeta de los simios, porque encontrar a alguien amable al volante es muy difícil notarlo. Nota: cuídenme porque el día que me les fugue, me van a extrañar. Total, como pude y circulando entre gandallas con mi ego móvil que es chiquitito pero cumplidor, seguí mis propias indicaciones de taxista innata. Estuve a punto de presenciar un choque en los coches frente a mí, afortunadamente frenaron a milímetros del encontronazo. Saliendo por el sentido contrario al merequetengue, me enfilé hacia otra avenida paralela. Dichosas las patrullas que descansaban, como 5 patrullas con sus respectivos oficiales. Les hacía falta un juguito para no sufrir en el calor y pudieran seguir platicando. Mientras tanto, a ninguno se le ocurría mencionar a los automovilistas que evitaran ir hacia la dirección donde estaba un nudo ciego, parecía que estaban fuera de este mundo; y lo que les sucediera a los pobres diablos que presurosos se dirigían en sus vehículos rumbo a la hecatombe, fuera algo que no les importara en lo absoluto.


¡Qué falta de respeto! y yo no sé quienes les pagan con nuestro dinero, pero por mí ya estarían sin chamba. Empezando por los corredores que no importa el nivel pero hacen un enorme esfuerzo físico y lo menos que se pide es proporcionarles las condiciones para que sea su desempeño y no las dificultades técnicas las que hagan la competencia., siguiendo con todos los automovilistas que seguramente salimos a algo, y el tiempo de cada uno es lo más valioso que tenemos. Mal que bien en mi caso no habia diferencia entre llegar en 10 o 20 minutos después a una tienda, pero no quiero pensar a una ambulancia o alguien en una situación crítica necesitando transitar hacia algun sitio.

Justo ese es mi punto, vivimos bajo una estructura donde no hay poder ciudadano, vaya, cada quien en su trinchera, y eso es hablar de poquísimas personas, que tratan de hacer lo que pueden, que no es suficiente ante tanta gandallez, y lo peor, esa gandallez es cobijada y procurada por quienes deberían mantener un orden en el caos, y encima con parte de mi dinero. Aunque habrá quienes sean gandallas de a gratis, que para el caso es lo mismo.

En fin, ¿cuándo se apuntan a una carrerita? para que les entrene en nivel amateur bajo poder del escape de mi automóvil calcomanía cero.



Foto: Marathon sacrifice, por darkmatter en flickr, usada bajo licencia Creative Commons Atributtion -NonCommercial -NoDerivs 2.0 Generic

4 comentarios:

Jo dijo...

este diciembre hay una! la nocturna en la UNAM!

:O TU DICES COACH

Pilar Nieto dijo...

jajaja Yo le entro! jajaja La sonrisa falsa bajo los efectos de los gases!

Y eso es cosa de cada ocho días, por lo menos acá en la ciudad. A pesar de que, para el circuito ciclista, ya está marcada la ruta sigue habiendo nudos viales y sobretodo polis gordos gordos que se la viven hablando por celular y moviendo la manita corto-corto-largo como reinas de belleza en lugar de hacer su trabajo.

A eso, súmale que nadamas se la viven viendo a qué incauto le sacan lana por una infracción (ficticia o real), a dónde iremos a parar.

Nohemisita dijo...

jajajaja, pues a mi vaya que me hace falta inscribirme a una, a Dios gracias que aqui no se ha llegado a ese punto, igual y todos somos una bola de flojos, o nunca me entero de ese tipo de eventos, jejeje, ante todo eso paciencia.... que dentro de lo que cabe al menos puedes andar en la calle "a gusto" :-)

El hombre del traje gris dijo...

"Les hacía falta un juguito para no sufrir en el calor y pudieran seguir platicando." jajajajaajajajaajaja naaa como creees, eso no pasa en mexico, si aqui como siempre avisan ni hacen falta los polis, por eso estaban tan conchas, como hay mil alternativas viales pues es minimo lo que tendrian que hacer...

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