Rata de dos patas.

El sábado se casó mi hermano, ya colocaré la reseña. Pero siguiendo la ley de Murphy, a contra reloj, estábamos en la maniobra de acomodo de maletas, bañado pulido y encerado , pero mi acompañante que no duda en agregarle adrenalina a todo evento, perdió el celular, sí, aquel que yo tuve alguna vez. No me habría importado de no ser por que aquí no funciona el radio localizador y era el contacto con SU trabajo. Total que ocupé mi teléfono radio-FM para marcar y ver si de pura casualidad estaba cerca de donde nos encontrábamos...Sorpresa, ya tenía nuevo dueño!.
En un principio dijo que podría pasar a devolverlo... y contra todo pronóstico pensé, todavía hay gente decente?.
Ilusos... no, no fue así, citó al acompañante en un lugar público, apuesto doble contra sencillo que estudió a su víctima pero no contaba que la parentela estaba al acecho, así que el tipo habló para echar una historia y pedir una cantidad de dinero sin especificarla, pero que quería lo suficiente para viajar de Oaxaca a Coahuila? que había tenido muchos problemas y al encontrar el teléfono supo que su suerte había cambiado... ajá y nosotros como emisarios divinos?. Así que mientras el tipo pensaba la cantidad que nos pediría y revisaba los vuelos disponibles para viajar, nosotros optamos por regalarle un cel Nokia, el más barato de toda la línea de celulares y por el mismo boleto, el saldo disponible. Jijo de la fregada, yo pensaba en gratificarlo por su honradez y molestia de acudir a devolver algo que nos pertenecía, pero me encamorona la actitud. Hubiera preferido que no hubiera dicho nada y darlo por perdido.